El 27 de julio se llevó a cabo la rueda de prensa de las FARC-EP tras la culminación del que fue su último pleno como organización político-militar. Tras dicho pleno se decidió la apuesta completa del nuevo partido –que conservará las actuales iniciales- por la reconciliación y la paz fundadas en la justicia social, la inclusión democrática, la soberanía, la relación no depredadora y armónica con la naturaleza y la erradicación de la corrupción, tal y como lo manifestó Iván Márquez en la lectura del comunicado final del encuentro del Estado Mayor.
La organización insiste en la apuesta y “necesidad” en el corto plazo por un gobierno de transición de “convergencia y de gran coalición democrática”, como objetivo en la contienda electoral de 2018, por lo que invitan al dialogo en sus sesiones del congreso constitutivo del nuevo partido con todos los candidatos sobre sus visiones de país y de su compromiso con la paz.
Respecto a la posición de los sectores de extrema derecha que están en contra del proceso de paz señalaron lo siguiente: “el proceso de implementación se ha encontrado con la feroz oposición de los sectores de ultra derecha que advierten con desespero que el avance de la reconciliación deja sin aire su discurso político reaccionario y su mal intencionado propósito de hacer regresar la guerra al país de la cual han sacado provecho político y beneficio económico.”
Finalmente hicieron hincapié en la importancia de la implementación del acuerdo, como eje fundamental del cierre del conflicto armado con el Estado más allá del silencio de los fusiles. Destacaron la implementación como un campo de disputa que depende del respaldo popular y no solo del cumplimiento del Estado. Extendieron su solidaridad con las “luchas populares contra la agenda neoliberal del gobierno”, así como condenaron el asesinato sistemático de líderes sociales haciendo un llamado al gobierno para la toma de medidas. Respaldaron el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional ELN, a los presos políticos de las FARC-EP y al pueblo cubano y venezolano ante la arremetida de lo que denominaron la “derecha transnacional”.