Corría el 2012. Similar a la famosa escena en la que Nietzsche abrazó a un caballo que estaba siendo golpeado por su esclavista y le pidió perdón, me hallaba llorando mientras miraba a los ojos de muchos de los caballos que trabajaban en la ciudad de Bogotá sin derecho a descanso, con una alimentación insuficiente y con heridas en sus cuerpos castigados. Pero llegó Petro, y gracias a la intervención animalista y al compromiso del alcalde, un total de 3.000 caballos dejaron de trabajar como esclavos en la ciudad.
También fui testigo de la ardua batalla emprendida por Petro contra la Corporación Taurina, batalla que en términos legales significaba un gran riesgo para él y su vida política. Pero Petro, firme y sin doblegarse en ningún momento, decidió mantener cerradas las puertas de la Plaza la Santamaría para que no corriera más sangre en ese lugar.
En una entrevista reciente realizada por el activista Terry Hurtado, Petro dejó claro que su gobierno incluiría una batalla en contra de todos los espectáculos con animales, incluyendo las peleas de gallos (en respuesta a las acusaciones según las cuales él asiste a peleas de gallos y las defiende). Esta propuesta es creíble, pues durante su administración demostró su compromiso emprendiendo una lucha incansable contra las corridas de toros y, además, prohibiendo en Bogotá los circos que usen animales, un logro propuesto por él y aprobado en el 2012.
Además de esto, durante su administración hubo un aumento significativo de los cupos de esterilización y vacunación para gatos y perros, acompañado este aumento de una transformación de Zoonosis, que dejó de ser un centro de necropolítica para ser un refugio de animales en situación de calle. Es más, el recién inaugurado Instituto de Protección y Bienestar Animal tiene como antecedente el decreto 085 de 2013 “por medio del cual se ordena adecuar en el Distrito Capital el Centro Ecológico Distrital de Protección y Bienestar Animal -CEA- “Casa Ecológica de los Animales” y que, por supuesto, fue emitido durante la administración de Gustavo Petro.
Para las personas que participamos en el animalismo es claro que el movimiento gozó de visibilización y que las propuestas fueron escuchadas y puestas en marcha por parte del Distrito durante la administración de Gustavo Petro. Fue el primer alcalde del país que en tarima nombró al movimiento animalista junto a los demás movimientos sociales. Su compromiso con la agenda animalista en términos de políticas públicas fue evidente desde el principio de su gestión. Y, además, nunca abandonó el diálogo con el movimiento. Fue siempre un representante cercano.
Por otra parte, la preocupación por los demás animales incluye -o al menos, así debería- el cuidado del planeta. Por ese motivo, todos los animalistas deberían ser ecologistas, pues no puede defenderse la vida digna de ciertos individuos sin tener en cuenta las condiciones materiales que esa vida digna exige: techo, alimentación, aire limpio, etc. Petro, entre todos los candidatos, es el más comprometido con el medioambiente y así lo demostró durante su administración, compromiso que lo hizo merecedor del Premio Mundial de Liderazgo Climático y la invitación que la ONU le hizo para participar en la Cumbre del Clima llevada a cabo en New York en el 2014.
Además de esto, los candidatos al Congreso pertenecientes a Decentes firmaron el Pacto por los Bosques en su totalidad, a diferencia de los del Partido Verde (como Angélica Lozano, Antanas Mockus, Juanita Goebertus) quienes firmaron sólo un 77% de los acuerdos. Esto ilustra, una vez más, el compromiso con el medio ambiente de Petro y de quienes gobiernan de la mano de él.
Su participación en los debates, especialmente en el de ambiente realizado por la Universidad de los Andes, es muy diciente con respecto al conocimiento que tiene sobre el problema más importante de este siglo: el cambio climático y las respuestas políticas que tomen en serio la crisis socio-ecológica. No únicamente demostró ser el mayor conocedor del problema a enfrentar, sino también el que ha tomado este problema como la base de la política y la economía. Ha sido enfático en la importancia que debe dársele al cuidado del medio ambiente e incluso, en un debate, como respuesta a Fajardo y su propuesta de ir “paso a paso”, afirmó que ya no hay tiempo y que las medidas frente a la crisis ecológica deben realizarse ya. Igualmente, le respondió a Duque que, en 40 años -plazo dado por el candidato del uribismo-, será muy tarde para implementar medios de transporte amigables con el planeta.
La propuesta de Petro de encaminar la economía fortaleciendo la agricultura y hacia energías limpias, no únicamente beneficia a los seres humanos sino también a los demás animales. En este contexto, la discusión sobre el impuesto a la carne y el papel de la explotación animal en el daño ecológico debe darse, y Petro ya mostró su apertura a hacerlo cuando respondió a Duque que el mayor destructor de la selva tropical húmeda es la ganadería (lo cual es cierto, además es la principal causa de deforestación del Amazonas y una de las principales culpables del calentamiento global), y de este modo refutó la afirmación de Duque que ubicaba a la coca como el principal agente de daño de la selva.
Además, su deseo de hacer al país cada vez menos dependiente de la minería y la extracción de hidrocarburos, no únicamente responde a una agenda política ecológica hacia la cual debe tender el mundo si queremos tomarnos en serio la crisis socio-ecológica para mitigar sus efectos, sino que también hace parte de una apuesta por la vida, entendida ésta en términos no antropocéntricos. La extracción de hidrocarburos y la minería exigen que los animales sean desplazados de sus territorios y que haya una contaminación muy grave de todas las fuentes de vida como el agua y el aire. Destruir sus territorios, desplazarlos, enfermarlos o incluso asesinarlos, es inevitable cuando la minería llega con su peso a erosionar la tierra. Por lo tanto, intentar hacer el menor daño posible (sólo el que necesitemos hacer para sobrevivir) hace parte de una política defensora de la vida.
Por todas estas razones yo elijo a Petro y, creo con firmeza que todas las personas comprometidas con los demás animales y con las políticas ecológicas deberían hacerlo. No únicamente porque es evidente que en materia ecológica (que como ya se dijo es el principal problema de nuestro siglo) es el mejor preparado, sino porque durante su administración en Bogotá demostró que su compromiso con los demás animales y con el medio ambiente va más allá del papel y que está dispuesto a llevar a cabo sus propuestas hasta las últimas consecuencias, incluso si eso implica ir en contra de la maquinaria política y económica tradicional. Por su compromiso ya demostrado y por la viabilidad y necesidad de sus propuestas en la Colombia del presente, mi voto de confianza va para él. Y, no únicamente por estas razones, sino también porque, a diferencia de lo que afirman quienes lo caracterizan como un ególatra, narcisista y terco, Petro ha sido el único alcalde que ha estado atento a las demandas y exigencias del animalismo, haciendo posible el diálogo entre el Estado y los movimientos sociales.
Estamos aun muy lejos de lograr que el antiespecismo caracterice a la política, la economía y la sociedad. Pero, es claro que entre los candidatos a la presidencia Petro es el único que puede, medianamente, mejorar las condiciones de algunos animales no humanos y, por lo tanto, es el único que puede ayudarnos a encaminar el país hacia allá.
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Sharon Barón | @SharonVeg1 | Licenciada en Ciencias Sociales, estudiante de Filosofía, activista antiespecista y feminista. Las letras son el aire que respira, la música es el suelo que la sostiene y los demás animales son su razón de ser. (Sigue) Exist(iendo)e por y para la transformación.