La información entregada sobre los falsos positivos en la mayoría de los casos es dispersa y tiende a desconocer la responsabilidad del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, los altos mandos militares, la existencia de una directiva ministerial secreta y el lugar de los medios corporativos de comunicación en la legitimación de acciones de guerra. Aquí comparto esta guía que espero genere más preguntas y la necesidad de problematizar cada vez que se lea una noticia sobre este tema.
1. La Seguridad Democrática
La mano dura y el corazón grande se tomaron el país con la promesa de acabar la guerra a través de la guerra. La estrategia fue llamada Política de Seguridad Democrática, y se centró en la constante presentación de resultados, bajas, combates, y la presencia del ejército en todo el territorio nacional para exterminar a los «terroristas». Los resultados eran sinónimo de eficacia.
2. Terroristas
Al buscar juiciosamente la definición de “terrorista” en la política de Seguridad Nacional de los gobiernos de Álvaro Uribe Vélez, curiosamente no se encuentra nada concreto. Lo que resulta paradójico, si se crea un manual que tiene por objetivo acabar con el terrorismo lo mínimo que debe estar es su definición. Lo que sí se encuentra es un grupo de nociones muy vagas que dan a entender que desde la persona que roba en una esquina, hasta un capo del narcotráfico, o un integrante de un grupo insurgente, puede ser considerado como «terrorista», como si todos fueran mismo.
3. Los resultados
Si revisamos las cifras del Ministerio de Defensa durante los dos gobiernos de Uribe encontraremos que las Farc fueron eliminadas unas tres veces, además, como señala el historiador Adolfo León Atehortúa, no existe coherencia entre las cifras de la fuerza pública, Medicina Legal, ni los ministerios, lo que nos lleva a dudar de los resultados.
4. Más resultados: la directiva ministerial secreta 029 de 2005
Los Falsos Positivos se remontan incluso a la década de 1980, en la que ya el Cinep identifica casos concretos.
Resulta interesante entre otras cosas, porque el seguimiento era realizado por el mismo ejército, las pruebas que tenían que entregar los soldados eran fácilmente alteradas, los comandantes que ordenaban las operaciones eran los que autorizaban las recompensas.
Estos se disparan en los gobiernos de Uribe Vélez por la necesidad de mostrar resultados en la lucha contra el terrorismo. En ese entonces, para «motivar a las tropas», el Ministerio de Defensa en 2005 expidió una directiva secreta que regulaba el pago de recompensas a militares en el marco de la lucha contra el narcotráfico.
La “regulación” en la directiva ministerial 029 se enfocaba en los pagos por tipos de armas, rangos y demás. Resulta interesante entre otras cosas, porque el seguimiento era realizado por el mismo ejército, las pruebas que tenían que entregar los soldados eran fácilmente alteradas, los comandantes que ordenaban las operaciones eran los que autorizaban las recompensas. Entre los requisitos para el pago, era necesario que la noticia del combate o la baja apareciera en medios de comunicación.
Ahora, esta directiva ministerial secreta la firmaron las altas esferas de la fuerza pública, y el entonces ministro de defensa Camilo Ospina Bernal. Entre los altos mandos militares que firmaron, se encuentran acusados por violaciones a derechos humanos, narcotráfico, vínculos con paramilitares y corrupción.
5. El escándalo
En 2008 el personero de Soacha se comunicó con el entonces Senador de la República Gustavo Petro, porque un grupo de madres del municipio estaba buscando a sus hijos desparecidos desde enero. En septiembre se destapó el escándalo y todos los medios hicieron eco.
Frente a la situación el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez dijo cosas como: “solo fueron 28 casos” o “esos jóvenes no estaban propiamente recogiendo café”.
6. Jóvenes que nunca recogieron café
Los jóvenes víctimas del ejército fueron contactados con promesas de trabajo. Ellos aceptaron convencidos que enviarían dinero a sus familiares para mejorar sus condiciones de vida. Los recogieron en camiones, los llevaron a un lugar desolado, a algunos los torturaron, los asesinaron, les cambiaron la ropa, los vistieron como guerrilleros. Sus cuerpos traicionados fueron televisados y presentados como terroristas.
Ahora, los jóvenes de Soacha ni siquiera representan el 0.1% de los casos de ejecuciones extrajudiciales en el país. Se destapó el escándalo por ellos, porque el municipio es pegadito a Bogotá ¿se imagina cómo fue en el resto de Colombia?
El 18 de febrero de 2021, la Jurisdicción Especial para la Paz reveló que serían cerca de 6.402 las víctimas de ejecuciones extrajudiciales, 4.154 casos más de los que tenía registrados de forma oficial la fiscalía.
7. Manzanas podridas
Después del escándalo, algunos soldados y rangos medios del ejército fueron detenidos y llamados tanto por el gobierno nacional y los medios corporativos de comunicación como “manzanas podridas”. Es decir, según ellos, el asesinato de los jóvenes no fue realizado de manera sistemática, ni se trató de una estrategia estatal, sino que fueron hechos aislados en los que ni el gobierno, ni el Estado, tendrían responsabilidad.
8. Falsos Positivos
Falso positivo se refiere a un error, a un daño colateral. El hecho de llamar así a los jóvenes asesinados por el ejército nacional, en el marco de una ley de seguridad nacional, implica precisamente anular la carga de culpa del Estado. El término correcto es Ejecuciones Extrajudiciales, esto es, el homicidio de una persona por parte de un servidor público que se apoya en la potestad de un Estado para justificar el hecho.
9. Al César lo que es del César
En el punto cuatro mencionamos unas firmas. Éstas son algunas de las personas que aprobaron la Directiva Ministerial Secreta 029 para el pago de recompensas que abrirían también el camino a las ejecuciones extrajudiciales:
Ministerio de Defensa, Camilo Ospina Bernal: después del “escándalo de los Falsos Positivos”, el ex presidente Álvaro Uribe Vélez, ternó a Camilo Ospina Bernal como candidato a Fiscal General de la Nación. La Coordinación Colombia Europa Estados Unidos, envió una misiva a la Corte Suprema de Justicia en la que palabras más, palabras menos dice que es el colmo.
Comando General de las Fuerzas Militares: el comandante de las FF.MM era en aquel entonces el General Freddy Padilla de León, quien durante los últimos años ha sido señalado por su responsabilidad en la masacre de Caño Jabón en 1998. El General fue embajador de Colombia en Austria, posteriormente fue candidato al Senado de la República por el Partido de La U, sus aspiraciones no prosperaron.
Comando del Ejército Nacional: el comandante del Ejército Nacional era el General Martin Orlando Carreño Sandoval, quien fue denunciado por vínculos con el jefe paramilitar Salvatore Mancuso en Antioquia, junto al General Rito Alejo del Río, mientras Álvaro Uribe se desempeñaba como gobernador de dicho departamento. Además fue quien diseñó la fórmula de los incentivos, según HRW.
Comando de la Fuerza Aérea Colombiana: el entonces comandante de la Fuerza Aérea de Colombia era el General Edgar Lesmes Abad, quien estuvo implicado en un caso de narcotráfico en las Fuerza Aérea Colombiana cuando un avión fue descubierto en noviembre de 1998 en la base militar de Fort Lauderdale en Florida, procedente de Bogotá para una revisión de mantenimiento. La revisión dio como resultado el hallazgo de 666,9 kilos de cocaína y kilo y medio de heroína.
Policía Nacional: el director de la policía, General Jorge Daniel Castro Castro, quien tiene abiertas investigaciones en EE.UU por vínculos con paramilitares, además de investigaciones por las ‘Chuzadas’.
Departamento Administrativo de Seguridad DAS: el entonces director del DAS Jorge Noguera, lideró el espionaje desde la entidad, además está relacionado con presuntos vínculos con grupos paramilitares. Está detenido por su presunto papel en los asesinatos de Jaime Garzón y Manuel Cepeda y en interceptaciones ilegales. Jefes paramilitares lo relacionan con Carlos Castaño, y lo vinculan con el secuestro de Piedad Córdoba.
Cuerpo Administrativo de Investigación CTI: la directora del Cuerpo Administrativo de Investigación CTI, Marilú Méndez Rada, fue acusada por delitos de peculado por apropiación a favor de terceros, tráfico de influencias y falsedad en documento público, el 31 de julio de 2012.
10. Los del cubrimiento
No es justo que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y su fuerza pública se lleven todo el crédito por los “Falsos Positivos”. Como ya mencionamos, la política de Seguridad Democrática estaba sustentada en resultados, es decir, la demostración de su eficacia ante la opinión pública. Un gobierno no le llega solito a la opinión pública.
Los medios corporativos de comunicación durante los mandatos de Uribe se enfocaron en presentar las cifras duras del gobierno sin contrastarlas con otras fuentes. Después del escándalo, medios como El Tiempo no mencionaron en la sección de noticias la Directiva Ministerial Secreta 029 de 2005, lo que contribuyó a amplificar la idea de «manzanas podridas» y ocultar la verdad sobre los hechos.
Los medios corporativos de comunicación siempre hablaron de “Falsos Positivos”, como una manera de minimizar el asesinato de jóvenes inocentes por parte del ejército. Por otra parte, sí en El Tiempo en la sección de noticias menciona “Ejecución Extrajudicial” 20 veces en tres años, es una exageración.
Es importante recalcar que, estos siempre hablaron de manzanas podridas para no tocar la estructura militar detrás de las desapariciones, torturas y asesinatos.
11. Metámosle autores
Resulta que al finalizar el gobierno Pastrana el país atravesaba por una crisis de hegemonía que se vio solventada con Uribe. Él llegó con un discurso basado en la lógica amigo-enemigo, en términos de Carl Schmitt, y básicamente Uribe retomó casi todo su pensamiento (Schmitt fue el jurista del nazismo, por él, en los juicios de Núremberg, los acusados decían que no habían hecho nada ilegal, que todo había sido en el marco de la ley, lo que era cierto).
Hablemos de enemigos. El país fue testigo de la construcción política y mediática de un enemigo común “el terrorista”, que básicamente era todo y nada, era lo que el gobierno necesitaba que fuera. Entonces aquí nos metemos con la construcción del terrorista que hace Zizek a partir de Agamben: hace muchos años en un pueblo tranquilo y feliz apareció un ser peligroso que llenó de oscuridad la vida de todos. No era un hombre, no era un lobo, era un hombre lobo. Como no era ni una cosa ni la otra, era legítimo asesinarlo por el bien de la gente. Nadie lo lloraría. Según Agamben, a ese ser se le llama Homo Sacer y según Zizek esa es la base del terrorista: un ser que es valido eliminar sin importar nada.
Esa deshumanización del otro nos llevó a ver como si nada cuerpos sin vida y a celebrar la muerte.
Dirán ¿eso qué tiene que ver con las ejecuciones extrajudiciales? Pues todo. Llegamos a un punto tal en el que la vida no era valorada, el enemigo no era considerado un interlocutor válido y por eso su eliminación era motivo de alegría, recordemos la presentación televisada de la mano de Iván Ríos o el cuerpo de Raúl Reyes, por ejemplo. Esa deshumanización del otro nos llevó a ver como si nada cuerpos sin vida y a celebrar la muerte.
Sigamos, en el gobierno de Uribe fuimos testigos de lo que Guy Debord llama la sociedad del espectáculo, que palabras más palabras menos, consiste en presentar la información desde aspectos anecdóticos, todo muy por encimita para que el espectador no tenga suficientes herramientas que le permitan realizar una decodificación crítica del mensaje. Es decir, la presentación de bajas, de discursos heroicos y de la inminente eliminación militar de las insurgencias.
Entonces nos estrellamos con Foucault, porque ese control de la información de los medios corporativos, la selección, la forma en la que es distribuida, “tienen por función conjurar los poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad”. Es decir, el control de lo que sucedía evitando que la ciudadanía tuviera una opinión informada sobre la Seguridad Democrática y sus consecuencias.
Esperamos que con estos puntos surjan más preguntas, dejen claridades y contribuyan a entender por encimita la era de terror que vivió el país por causa del uribismo.
Referencias
Atehortúa, A. (2007). Las banderas del presidente Uribe. La carreta política. Bogotá.
Debord, G (1967). La sociedad del espectáculo. En: http://disenso.info/wp-content/uploads/2013/06/La-sociedad-del-espectaculo-G.-Debord.pdf Recuperado en mayo de 2013.
Foucault, M. (1992). El orden del discurso. Letra e. En: http://monoskop.org/images/6/62/Foucault_Michel_El_orden_del_discurso_1992.pdf
Schmitt, C. (2013). Teoría del Partisano. Acotación al concepto de lo político. Editorial Trotta. España.
Schmitt, C. (1996). Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica. Editorial Tecnos. España.
Zizek, S. (2002, 6 junio). Slavoj Zizek: ¿Estamos en guerra? ¿Tenemos un enemigo? Recuperado 2014, de https://www.nodo50.org/csca/agenda2002/zizek_6-06-02.
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