En el lugar que anidaba el pesimismo, el cinismo, la resignación, el miedo y la indiferencia se fue abriendo paso la idea de una Colombia potencia mundial de la vida, una versión optimista y colectiva de nuestro propio futuro que nos movilizó y emocionó hasta las lágrimas
Las decepciones suelen ser del tamaño de las ilusiones y las esperanzas que hemos construido, y durante los últimos meses en este país hemos sido testigos y partícipes de un gran derroche de energía social, un torrente de ilusiones y expectativas empujado por millones de hombres y mujeres, que ha ido confluyendo en torno a la posibilidad de transformar el que muchas personas crecieron creyendo que es nuestro único destino manifiesto: ser desde siempre y para siempre una sociedad violenta, excluyente e injusta, en la que cada quien sufre solo o sola y lleva a cuestas sus penas y tragedias como puede hasta que se muere. En el lugar que anidaba el pesimismo, el cinismo, la resignación, el miedo y la indiferencia, se fue abriendo paso la idea de una Colombia potencia mundial de la vida, una versión optimista y colectiva de nuestro propio futuro que nos movilizó y emocionó hasta las lágrimas, y de cuya mano nos convertimos en la primera fuerza política del país en las elecciones al Congreso de la República y en la campaña presidencial más votada en la primera vuelta del 29 de mayo.
Si todo esto es verdad, y quienes hemos estado ahí de diferentes maneras sabemos que lo es, ¿por qué nos sentimos como si todo se hubiera derrumbado irremediablemente? Para obtener una respuesta es ineludible desarmar e impugnar la narrativa mediática hegemónica que se ha ido tejiendo desde el momento en que se empezaron a conocer los resultados de la primera vuelta, y que ha apuntado sus obuses ideológicos directamente al ánimo colectivo que sostiene el proyecto de cambio. Esas perspectivas han buscado vender lo que es en realidad una victoria histórica como una derrota casi automática y asegurada en la segunda vuelta, apoyándose para ello en conjeturas, especulaciones, sumas aritméticas rasas y análisis simplistas de la realidad que niegan un hecho inobjetable: que la partida sigue abierta.
cierto es que tendremos que enfrentar situaciones complejas, difíciles y novedosas en el nuevo escenario, pero también es verdad que para hacerlo tenemos nuestra inteligencia colectiva, nuestros sueños compartidos y nuestra capacidad para conmover
Compañeros y compañeras, bajo ninguna circunstancia podemos comprar la idea según la cual el partido está perdido de antemano y que no podemos hacer nada para incidir o cambiar la realidad en la segunda vuelta, cierto es que tendremos que enfrentar situaciones complejas, difíciles y novedosas en el nuevo escenario, pero también es verdad que para hacerlo tenemos nuestra inteligencia colectiva, nuestros sueños compartidos y nuestra capacidad para conmover y convencer a la mayoría social necesaria para conducir a la victoria a la campaña del cambio genuino que Colombia necesita encabezada por Petro y Francia.
el proyecto de transformación del Pacto ha crecido en respaldo, pero nos falta aún para cumplir nuestros propósitos
El pretendido techo o tope de Petro, uno de los argumentarios centrales con el que nos han hecho creer que ya todo está dicho y no vale la pena seguir remando, no ha hecho más que romperse una y otra vez pese a que siempre se nos vende que ya estamos en el límite y no podemos crecer más, crecemos y sumamos reservas democráticas en las condiciones más adversas.
En la primera vuelta del 2018 frente a un centro fortalecido y a un uribismo que venía de ganar el no en el plebiscito, obtuvimos 4.8 millones de votos. En la segunda vuelta de ese mismo año Petro sumó el voto anti uribista, aunque no necesariamente afín a su propuesta y sacó 8 millones de votos. En la consulta de marzo de 2022 tras 4 años de desgaste y ataques mediáticos liderando la oposición en el senado, la consulta presidencial del Pacto Histórico alcanzó 5 millones de apoyos si consideramos de conjunto los resultados de las diferentes candidaturas de la consulta, y en la primera vuelta que acaba de pasar, en medio de amenazas, intimidaciones e intentos de fraude, la fórmula Francia-Petro obtuvo la histórica cifra de 8.5 millones de votos.
Evidentemente, el proyecto de transformación del Pacto ha crecido en respaldo, pero nos falta aún para cumplir nuestros propósitos, entre otras cosas porque la ampliación de un proyecto de esta naturaleza, mientras convence, tiene que tratar de desanudar prácticas, valores y miedos arraigados profundamente en el alma nacional tras años de embrujo autoritario amparado en la guerra y la hegemonía ideológica y mediática de la derecha uribista.
Un nuevo estilo de comunicación más directo, segmentado en audiencias, centrado en propuestas y medidas puntuales y que sepa dar golpes de opinión simbólicos y contundentes
¿Podemos ir más allá de los 8 millones y medio de votos obtenidos en la primera vuelta e ir por la victoria? Definitivamente sí. Los votos por Hernández no fueron principalmente del uribismo, aunque esa campaña ciertamente apele, comparta y represente muchos de los valores de la derecha conservadora y tradicionalista como el anti intelectualismo, la misoginia y el machismo (que también está presente en la campaña progresista pese al avance poderoso que ha significado la figura de Francia y el movimiento feminista que la respalda), el autoritarismo disfrazado de determinación y carácter, el culto a la empresa y el empresario y la imagen del antipolítico vestido de figura emergente y nueva aunque no lo sea, es indiscutible que una parte importante de su base de votantes que quiere transformaciones y que está inconforme con el estado de cosas actual.
De esta manera, la narrativa de Hernández como el gallo tapado del uribismo, un inepto que no conoce el país o un señor al que le queda poco tiempo por su edad, no nos sirve para lograr que esas millones de personas prefieran nuestra opción a la suya; en cambio, el contraste de las propuestas de cambio que sostiene Hernández y las que defiende el Pacto sobre temas transversales a todo el electorado como la lucha contra la corrupción, la protección del medio ambiente, los derechos de las mujeres y la educación puede resultar más útil para atraer a sus votantes. Un nuevo estilo de comunicación más directo, segmentado en audiencias, centrado en propuestas y medidas puntuales y que sepa dar golpes de opinión simbólicos y contundentes son partes integrantes fundamentales, a mi juicio, para la reconfiguración de la estrategia de cara a la segunda vuelta.
el uribismo prefiere a Hernández antes que la opción Petro-Francia se debe a que esta última es la única dupla que garantiza emprender la ruta de los cambios profundos que el país necesita y la sociedad reclama pero que al uribismo y los sectores políticos tradicionales no les gusta en tanto sus intereses y privilegios se ven afectados.
Lo anterior no quiere decir que no haya que confrontar a la base honesta de Rodolfo Hernández de cara a la realidad, por asuntos como la imputación del candidato por corrupción, sus declaraciones y comportamientos que lo ponen por fuera del ordenamiento democrático o el apoyo que en menos de 24 horas ha recibido del candidato Gutiérrez, María Fernanda Cabal, José Obdulio Gaviria y otros impresentables que han justificado su adhesión incondicional acudiendo al slogan de “cualquiera menos Petro”, sobre este último punto es fundamental entender que aunque Rodolfo no sea el caballo de Troya, ninguna campaña en la que esté el uribismo puede ser de cambio verdadero. Si el uribismo prefiere a Hernández antes que la opción Petro-Francia se debe a que esta última es la única dupla que garantiza emprender la ruta de los cambios profundos que el país necesita y la sociedad reclama pero que al uribismo y los sectores políticos tradicionales no les gusta en tanto sus intereses y privilegios se ven afectados.
decir que los 5 millones de votos de Gutiérrez pasarán íntegramente a Hernández es ignorar que una parte importante de la composición de esa suma es resultado de dinámicas clientelistas de maquinarias y caciques o producto de la intimidación patronal y mediática que hemos visto desplegada en las últimas semanas
Por otro lado, decir que los 5 millones de votos de Gutiérrez pasarán íntegramente a Hernández es ignorar que una parte importante de la composición de esa suma es resultado de dinámicas clientelistas de maquinarias y caciques, o producto de la intimidación patronal y mediática que hemos visto desplegada en las últimas semanas, todas fórmulas que ante el fracaso de su candidato inicial no van a empeñar el mismo esfuerzo en la transferencia de votos al candidato Hernández salvo que exista una negociación directa entre esas estructuras politiqueras y la campaña del ex alcalde de Bucaramanga.
Como dato de interés hay que señalar que la suma (nunca será perfecta como venden algunos analistas aliados al régimen) de Hernández y Gutiérrez no esta muy lejos de los 10.3 millones de votos que obtuvo la derecha en segunda vuelta en 2018, en ese intersticio de las voluntades liberadas por las redes clientelares también hay posibilidad de crecer y ampliar nuestra influencia en zonas del país que pueden ser determinantes para la victoria como la Costa Caribe, Antioquia, el Eje Cafetero y el Valle del Cauca. Hay otras regiones en las que es importante rectificar e intensificar la campaña como los Llanos Orientales, el Huila, Tolima, Caquetá y Cundinamarca. El voto por Rodolfo es un voto protesta, pero también es un voto vacilante y que expresa confusión, si los atacamos se cohesionan, si buscamos atraerlos y persuadirlos podemos disputar.
es importante emocionar, conmover y estremecer las sensibilidades individuales y colectivas, una campaña de cercanías, diálogos directos, escucha genuina a las inquietudes y miedos de las personas debe imponerse respecto a los actos masivos en las plazas o las reuniones tradicionales.
En lo que respecta a los y las votantes de la Coalición de la Esperanza, un sector de los 800 mil votantes de Sergio Fajardo se irá con Hernández, otro votará por el Pacto Histórico exhibiendo altura de miras y sentido de Estado y otro tanto votará en blanco o se abstendrá. Frente al primero no vale la pena desgastarse en reproches, en relación con el segundo hay que buscar integrarlo en la dinámica de la campaña y, respecto al tercero, hay que buscar atraerlo con argumentos y sin insultos, pero sin poner allí el esfuerzo principal.
La amplia franja de abstencionistas especialmente en los sectores populares debe ser nuestro objetivo principal. Para ello, el insulto, el lenguaje injurioso o rimbombante, la superficialidad y el señalamiento que tanto gusta a algunos twitteros, influenciadores y figuras públicas cercanas a Petro no sirven para seducir ni atraer, hay que prescindir de ello y no reproducir esas formas políticas si queremos ganar.
se impone la necesidad de echar mano del optimismo de la voluntad que ha salvado a la humanidad en los momentos más desesperados y
Por último, conviene no olvidar que las emociones también son políticas, está bien y es muy importante tener un diagnóstico preciso de la realidad nacional, un programa claro y un discurso estructurado y racional, pero esto solamente no gana elecciones, es importante emocionar, conmover y estremecer las sensibilidades individuales y colectivas, una campaña de cercanías, diálogos directos, escucha genuina a las inquietudes y miedos de las personas debe imponerse respecto a los actos masivos en las plazas o las reuniones tradicionales. Una campaña como la de los carteros y carteras del cambio llevada a cabo por Podemos en 2015 en España, en la que cada ciudadano escribía una carta de su puño y letra a tres personas cercanas pero indecisas sus razones, en sus propios términos y con su propio estilo para votar por esa opción política, puede resultar útil, interesante y creativa en esta coyuntura.
El cambio, evidentemente, no fue en primera pero aún puede ser en segunda. Ayer que hablé con varias personas que votaron por Petro y Francia, pero están lejos de las redes sociales y de la militancia política me decían emocionadas que habíamos ganado y que lo que estaba ocurriendo era histórico para las ideas progresistas en el país. Conviene no perder de vista esto no para consolarnos en la derrota, sino para estimularnos a trabajar con creatividad y amor por ganar. Como siempre, no es poco lo que está en juego y no es tiempo de pesimismos por muy razonables que estos sean, se impone la necesidad de echar mano del optimismo de la voluntad que ha salvado a la humanidad en los momentos más desesperados y adversos.
Si Rodolfo “es cambio” no tiene explicación que esté recibiendo respaldo de quienes acusa de ladrones y corruptos, y estos a su vez afirmen, que respaldarlo salva las instituciones y la democracia.
El 29 M avanzamos y debe anotarse el triunfo en esta 1ª parte que está por definirse en la 2ª sin descartar la manipulación del software y los precedentes sobre auditoría.