Ya no necesita bases pues la sociedad se ha convertido en su base, se ha encargado de apropiarlo y expandirlo, dañando cada día a las personas, su mentalidad y el funcionamiento del mundo.
Eres incapaz, no eres útil, trabaja, eres una basura. Los cimientos de un sistema que degrada constantemente a las personas, las humilla, las hace sentir menos y las desprecia. En el que la desigualdad social se acentúa constantemente y se basa en ella para extender su plaga desde las escuelas hasta los espacios de trabajo. Ya no necesita bases pues la sociedad se ha convertido en su base, se ha encargado de apropiarlo y expandirlo, dañando cada día a las personas, su mentalidad y el funcionamiento del mundo. Meritocracia. Un nombre que probablemente sea extraño para muchas personas, lo que lo hace aún peor, ya que no son capaces de ver el problema en el que están envueltos.
Pero esta visión utópica sobre la sociedad se ha basado en muchas incoherencias que han conducido a un sistema no realista. La base de esta incoherencia es el ideal de una igualdad social en la que todos puedan tener los mismos privilegios y oportunidades.
La meritocracia ha sido, durante décadas, la forma en que las élites mantienen el dominio sobre las masas, así han construido una jerarquía en torno a la idea del mérito. Esta misma idea de mérito se ha difundido en la sociedad como un estímulo positivo, ya que se ha presentado como la forma en que «las personas con más talento [son dirigidas] a los puestos funcionalmente más importantes y, por lo tanto, mejora la supervivencia y la eficiencia de una sociedad» (Scully, M. A., 2015). Pero esta visión utópica sobre la sociedad se ha basado en muchas incoherencias que han conducido a un sistema no realista. La base de esta incoherencia es el ideal de una igualdad social en la que todos puedan tener los mismos privilegios y oportunidades. Un concepto erróneo que, con ello, conduce a la justificación de esas mismas desigualdades. Como dice Shanon McCoy en su libro Priming meritocracy and the psychological justification of inequality, «este sistema de creencias justifica las desigualdades de estatus localizando la causa de las diferencias de estatus en los talentos y esfuerzos individuales de los miembros del grupo» (McCoy, S., 2007). Así que, básicamente, la meritocracia es lo que conduce a la discriminación, los estereotipos y la no dignificación en la sociedad. Todo esto puede parecer una conclusión apresurada, pero si se analiza todo el panorama, se puede evidenciar la forma en que los problemas comienzan en las raíces de la sociedad. La educación.
Sin embargo, en esa misma sociedad postindustrialista el acceso a la educación en sí es limitado, por lo que, volviendo a la afirmación de Bell, no todos en la sociedad tienen las mismas oportunidades de «defenderse».
El sistema educativo norteamericano es un mecanismo políticamente utilizado para mantener vivo el ideal meritocrático, ya que ayuda a los alumnos a digerir la idea de que todos en la escuela tienen las mismas posibilidades, y las buenas o malas notas están alineadas sólo con el factor esfuerzo. Según Bell (1973), la educación superior en una sociedad postindustrialista, se convierte en una «necesidad defensiva». Sin embargo, en esa misma sociedad postindustrialista el acceso a la educación en sí es limitado, por lo que, volviendo a la afirmación de Bell, no todos en la sociedad tienen las mismas oportunidades de «defenderse».
las personas sólo son concebidas como iguales, mismas capacidades, mismas posibilidades, mismos talentos, el sistema prohíbe a los alumnos desarrollarse creativamente y dar su propia contribución a la sociedad de manera que realmente puedan dar lo mejor de sí mismos para los demás, basándose en aquello para lo que son buenos.
La educación es un factor determinante de la futura estratificación de la sociedad, y si no todo el mundo tiene acceso a la educación, la exclusión y marginación de grupos de personas es inevitable. Un efecto preocupante de una visión acrítica de la meritocracia es que, al no reconocer que hay mayores desigualdades sociales estructurales en juego, puede haber una tendencia a considerar que los estudiantes que no alcanzan niveles educativos superiores han fracasado en sus propios términos (Karabel 2005; McNamee y Miller 2004; Young 2001). Por otro lado, tenemos las restricciones creativas y de desarrollo inherentes a la educación. Debido a las diferencias entre los individuos, sus distintas habilidades, capacidades y talentos, la forma de ver la sociedad como la vigilancia y el éxito de los más talentosos está sesgada por la idea de que somos una masa. En las escuelas o universidades, las personas no son tomadas como individuos, sino como masas, que pueden ser todas estandarizadas y categorizadas «igual que las patatas, grado A, grado B, grado C, y así saber cuál es la mejor patata y cuál no, cuál es la mejor persona y cuál no» (Wolff, 2020). De esta manera, las personas sólo son concebidas como iguales, mismas capacidades, mismas posibilidades, mismos talentos, el sistema prohíbe a los alumnos desarrollarse creativamente y dar su propia contribución a la sociedad de manera que realmente puedan dar lo mejor de sí mismos para los demás, basándose en aquello para lo que son buenos. Esta última parte nos lleva al problema del trabajo, el cual es uno de los principales responsables de la degradación de la sociedad desde la meritocracia.
La respuesta a la pregunta: ¿por qué menos reconocida? Es básicamente porque la educación ya predispone a los individuos a ese mismo mecanismo. La humillación cuando se obtiene una mala nota es similar a cuando el jefe insulta al subordinado en el trabajo, FUE SU CULPA.
Después de la educación, la necesidad que Bell (1973) explicó, se encuentra en el mundo laboral, lo que muchos llaman el «mundo real» y es en este contexto, que la marginación, la humillación, la exclusión y la desigualdad en general es más evidente, pero menos reconocida. La respuesta a la pregunta: ¿por qué menos reconocida? Es básicamente porque la educación ya predispone a los individuos a ese mismo mecanismo. La humillación cuando se obtiene una mala nota es similar a cuando el jefe insulta al subordinado en el trabajo, FUE SU CULPA. En los espacios laborales «las diferencias iniciales en oportunidades y recompensas moldean el rendimiento y/o las oportunidades y recompensas subsiguientes, de tal manera que aquellos que reciben más oportunidades y recompensas iniciales tienden a recibir aún más con el tiempo» (Khan, S., & Jerolmack, C., 2013). Por lo tanto, si el sistema educativo estaba totalmente jodido al principio debido a sus desigualdades sociales, esto se refleja directamente en un espacio de trabajo laboral igual de jodido. Es el sistema culpando a las personas por sus propios fallos.
Así que la infelicidad en la sociedad moderna está altamente relacionada con el modelo capitalista y consumista.
Por último, los efectos de la meritocracia repercuten directamente en los individuos, conduciéndolos al autodesprecio y al conformismo debido a la idea de «es su culpa» que este sistema ha difundido. La infelicidad está constantemente relacionada con el fracaso en la obtención del «éxito» en la vida. Así que la infelicidad en la sociedad moderna está altamente relacionada con el modelo capitalista y consumista. La infelicidad actual es causada por el funcionamiento de la sociedad, por el deseo constante de una vida utópica, que gira en torno a la idea del dinero.
El dinero se gana a través de un trabajo y esa ganancia está delimitada por lo que has podido aprender a lo largo de tu vida, lo cual es inherente establecer como parámetro, debido a las diferencias sociales de nuestra sociedad. Un sistema fallido. «Kasser describe investigaciones suyas y de otros que demuestran que cuando las personas organizan su vida en torno a objetivos extrínsecos, como la adquisición de productos, manifiestan mayor infelicidad en las relaciones, peor humor y más problemas psicológicos. Kasser distingue los objetivos extrínsecos -que tienden a centrarse en las posesiones, la imagen, el estatus y la recepción de recompensas y elogios- de los intrínsecos, que persiguen resultados como el crecimiento personal y la conexión con la comunidad y son satisfactorios en sí mismos». (DeAngelis, T., 2004). Hasta que las personas no sean capaces de cambiar la definición que la sociedad ha dado al éxito, la felicidad individual se convertirá en una meta imposible, inhibida por un sistema podrido.
Referencias
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- Liu, A. (2011). Unraveling the myth of meritocracy within the context of US higher education. Higher education, 62(4), 383-397.
- McCoy, S. K., & Major, B. (2007). Priming meritocracy and the psychological justification of inequality. Journal of experimental social psychology, 43(3), 341-351.
- Brown, P., & Tannock, S. (2009). Education, meritocracy and the global war for talent. Journal of Education Policy, 24(4), 377-392.
- Haybron, D. M., & Haybron, D. M. (2008). The pursuit of unhappiness: The elusive psychology of well-being. Oxford University Press on Demand.
- Hauser, R. M. (2002). Meritocracy, cognitive ability, and the sources of occupational success. Madison, WI: Center for Demography and Ecology, University of Wisconsin.
- van Dijk, H., Kooij, D., Karanika-Murray, M., De Vos, A., & Meyer, B. (2020). Meritocracy a myth? A multilevel perspective of how social inequality accumulates through work. Organizational Psychology Review, 10(3-4), 240-269.
- DeAngelis, T. (2004). Consumerism and its discontents. Monitor on Psychology, 35(6), 52.
- Michelle, R. (2021, 19 febrero). The Popular Definition of Success & Why It’s Complete Bullshit. Medium. Recuperado 16 de febrero de 2022, de https://medium.com/the-ascent/the-popular-definition-of-success-5a1b2e15770d
- RichardDWolff. (2019, 23 agosto). Wolff Responds: Meritocracy [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=lyV6w9oviF4
- TED. (2020, 15 septiembre). The tyranny of merit | Michael Sandel. YouTube. Recuperado 16 de febrero de 2022, de https://www.youtube.com/watch?v=Qewckuxa9hw&t=235s
- The Agenda with Steve Paikin. (2020, 23 septiembre). Michael Sandel: The Tyranny of Merit. YouTube. Recuperado 16 de febrero de 2022, de https://www.youtube.com/watch?v=FFaLj3YWkGo&t=818s
- Levy Economics Institute Levy Economics Institute. (2016, 25 abril). Richard D. Wolff Lecture on Worker Coops: Theory and Practice of 21st Century Socialism. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=a1WUKahMm1s

Daniel Alejandro Ospina Cruz (17 años). Es ex estudiante del colegio San Carlos de Bogotá, Colombia. Es una persona interesada en temas filosóficos y sociales, lo cual plasmó en varias publicaciones a través de su vida estudiantil. Su experiencia se basa principalmente en el amplio repertorio literario que tiene y la ardua investigación bibliográfica que ha recopilado a través de los años con respecto a temáticas como la post-democracia, desigualdad, concepto filosófico de la felicidad, entre otros. Instagram: @daniel.ospina400