Un Cambio de mente (In) felices

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La producción indiscriminada de basura y el cambio climático y sus efectos nocivos son el síntoma de una enfermedad estructural que se llama: capitalismo salvaje. Con la implementación de la corriente política y económica neoliberal hoy se mercantiliza en este sistema, como lucha individual a las acciones contra el cambio climático, mientras, en cada esquina sin control alguno, nos venden basura con agua azucarada para hacernos (In) felices.

Nos venden soluciones paliativas a un problema conjunto y debemos comprarlas en el mercado a un alto precio al mejor postor corporativo. Pero, de lo que debemos hablar al interior de nuestras sociedades es del anticapitalismo como política para la vida y la posibilidad de su preservación en el planeta a futuro: desde ahora.

Parece que las grandes corporaciones tienen libertad para contaminar mientras se nos manipula de manera grotesca, planteándonos que la mejor manera de paliar esta situación del cambio climático es la de no reproducirnos más como especie. Sin embargo, las grandes corporaciones siguen contaminando con toda libertad y vendiendo en anuncios televisivos y de redes sociales, elementos reutilizables solo en nombre que, la gente consume en masa acríticamente.

El reto es hacer que nuestras vidas sean sustentables en colectivo, ya que de poco sirven las exhortaciones a las acciones individuales, mientras las grandes corporaciones, en especial las de combustibles fósiles que son responsables de la mayoría de las emisiones de carbono en el planeta y, las embotelladoras de bebidas azucaras que tienen lleno el mar y los océanos de envases de plástico y, nuestro cuerpos enfermos de diabetes y cáncer, se llenan los bolsillos reproduciendo la muerte a diestra y siniestra.

El cambio climático exige una respuesta pública y colectiva en la agenda de los países y sus Estados, el individualismo y el consumismo neoliberal, nos culpa de la crisis y, nos plantea el ser autosuficientes comprando en sus hipermercados, pero el meollo de la transformación, debe estar situada en que debemos ser más interdependientes como especie humana, en la búsqueda de soluciones y concesos a un problema planetario que pone en riesgo la supervivencia de la vida en general.

Debemos consumir menos e innovar más en la construcción de alternativas de bajo consumo de carbono y plástico y toda forma de basura, pero ante todo el sistema debe ofrecer opciones eco-ambiéntales viables y sustentables para todos: desde todos, ya que somos parte del planeta y, el planeta hace parte de los mundos que podemos construir y deconstruir en nuestros cerebros.

Que no se nos siga reproduciendo el eufemismo de las mentes vacías, del llamado: “Desarrollo Sostenible” en la televisión y la radio, como la panacea y meta de la historia de los bolsillos de la des-humanidad de unos cuantos bribones(as), sino que a través del diseño, construcción y ejecución conjunta de la política pública de lugar-relacional, desde la creatividad en los espacios y territorios en los que habita nuestra pluridiversidad, cultural, ecología y social; se nos tenga en cuenta como seres sentipensantes: en la trasformación de un futuro desierto; en un espacio y lugar relacional para la vida y para vivir sabroso.

En este escenario de los mundos posibles que somos, los partidos políticos deben estar dispuestos a desafiar al dogma del neoliberalismo, y la izquierda eurocéntrica en particular al imperialismo global, las ínfulas de burgueses hollywoodenses, para poder articularse con las luchas de los movimientos sociales y las nuevas configuraciones de ciudadanías emergentes. Para, así buscar: la trasformación de la estructura capitalista y, dar un fin real a la política en el mundo, un fin que debe ser la supremacía de la vida ante la codicia. De lo contrario seguiremos rumbo a la autodestrucción de nosotros y nosotras mismas.

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