Recuerden, recuerden, el 4 de diciembre. Conspiración, pólvora y derecho a la salud

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Fue el 9 de diciembre de 2024 que Luigi Mangione se hizo famoso por asesinar al consejero delegado de UnitedHealthcare, Brian Thompson. Mangione es un ingeniero de 26 años, proveniente de una familia adinerada, atractivo y, como dice Branko Marcetik en Jacobin, frente a lo ideológico se trata de un estadounidense promedio, más de derechas que socialdemócrata y bastante alejado de las izquierdas.

Con la figura de Luigi se ha venido construyendo un héroe. Lo han retratado en velas, memes, pocillos, afiches, su imagen ha sido proyectada en conciertos, hubo competencia de dobles como si se tratara de Timothée Chalamet, Jeremy Allen White o Paul Mescal, y además, ya se convirtió, al menos coyunturalmente, en un ícono de la moda. El galán platudo que asesinó al villano del sistema de salud, un traidor de clase.

Lo cierto es que el sistema de salud en Estados Unidos es cruel, costoso e ineficiente, lo plantea Luigi en su manifiesto y Michael Moore en Sicko (2007), pero también lo dicen en muchas otras películas, por ejemplo, en una charla casual en la comedia romántica Mientras dormías (1995); los trasplantes son el tema central de Repo men (2010); y de manera magistral lo expone Neill Blomkamp en Elysium (2013), una película que parece una radiografía del acceso a la salud en Estados Unidos, pero en 2154. Max Da Costa, el protagonista, hace parte de la clase obrera, es marginado, y por supuesto, está jodido. Por culpa de un accidente laboral se ve obligado a someterse al implante de un exoesqueleto, destruir robots y enfrentarse a un mercenario loco. Es sobre ricos privatizadores y violentos, se trata de una oda a la lucha de clases y a la amistad, a la socialización del bien-estar, definitivamente es una de mis películas favoritas, sólo le hizo falta tener en su banda sonora la canción Sangre Rebelde de las 1280 Almas, para ser perfecta.

Mangione publicó en Reddit, «Vivimos en una sociedad capitalista y he descubierto que la industria médica responde con mucha más urgencia a estas palabras que cuando se describe un dolor insoportable». Es cierto en Estados Unidos y en Colombia, muchas veces las visitas al médico son para poder seguir trabajando, no para garantizar una mejor calidad de vida, ni bienestar. ¿Pero esa frase hace héroe a Luigi?, ¿este post es el nuevo “remember, remember, the 5th of November, Gunpowder, treason and plot”?

En la cultura pop hay diferentes tipos de héroes pop masculinos y solitarios, por ejemplo, los que no tienen ningún interés en cambiar el sistema, como Superman, Batman o el Capitán América; y los que son más underground y van a la raíz del problema, como V (2005) que no solo destruye el parlamento, sino que logra la movilización de las masas, o Max Da Costa. Sobre este último, hay que señalar que no actuó solo, trabajó con un grupo de contrabandistas, no solamente asesinó a John Carlyle, su jefe de Armadyne, sino que jugó parte importante a la hora de hackear el sistema para garantizar la socialización de la salud antes secuestrada por la elite en Elysium.

Hablando de hackers, Mr. Robot (2015) le dice a Elliot Alderson algo como «Solo estás viendo lo que hay delante de ti. No estás viendo lo que hay encima de ti”, creo que eso le pasa a Luigi y a quienes reivindican el asesinato del Ceo, así nada más. No ven encima, ni debajo, ni a los lados. Sin embargo, no es del todo su culpa.

Aunque Luigi no alcanza a caber por completo en ninguna de las dos categorías de héroes pop masculinos solitarios, a pesar de saber y de usar ropa de diseñador como Bruce Wayne y de asesinar al Ceo de una gran compañía como lo hizo Da Costa, no logra encajar, pero eso no significa que estemos ante la emergencia de una nueva categoría, sino la misma pero en modo centenial.

Luigi es un nativo digital, hipersocializado en y por las redes sociales, en una sociedad que lleva 40 años en medio del neoliberalismo y cuyos héroes más relevantes son faros del individualismo y el statu quo, acérrimos defensores del sistema pero intolerantes de los ladrones de bancos. El guapo Mangione es un fiel representante de esta época, con intuiciones sin elaborar, que, tal vez quiso hacer la diferencia en un sistema en el que ya está agotada la chaqueta Levis que llevaba mientras se escondía, y que aumentó la venta de la percha que llevó para la imputación de cargos.

Hasta hace unos días la consigna que acompañaba a Luigi era sobre la vaca para pagarle un abogado defensor, por fin es #FreeLuigi, porque en eso también se ve el síntoma de esta época, pero bueno, Luigi nos puso a hablar de nuevo del derecho a la salud y ahora está en la cancha gringa politizar esa rabia, también organizarse, movilizarse y luchar para activar el modo sentimiento de clase (algo que aquí en Colombia nos ha hecho falta a la hora de respaldar con vehemencia la reforma a la salud). A propósito, el filósofo italiano Franco Berardi publicó el 14 de diciembre en un texto del que rescato esta frase “Pero no la llaméis lucha de clases, porque el odio al amo no es lucha de clases sin amistad, sin complicidad, sin un proyecto colectivo de emancipación”.

Luigi importa, exigir su libertad importa, así sea desde la lejanía y la tendencia en redes, importa porque manifiesta el hastío hacia una expresión del actual sistema, pero también manifiesta la forma arquetípica de ese hastío, por lo menos en la versión gringa: una forma individual, de llanero solitario, en un lugar de enunciación de privilegio. Hablar de Luigi es clave para poner en el ruedo que los cambios son y serán en colectivo.  

Por si no lo han leído, comparto el manifiesto de Luigi, pero antes vale la pena recordar al lindo de Gramsci: ‎«Instrúyanse, porque necesitaremos de toda nuestra inteligencia; conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo; organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza».

“Francamente, estos parásitos simplemente se lo merecían. Un recordatorio: Estados Unidos tiene el sistema de salud número uno más caro del mundo, pero ocupamos aproximadamente el puesto número 42 en esperanza de vida. United es la empresa [indescifrable] más grande de Estados Unidos por capitalización de mercado, solo detrás de Apple, Google, Walmart. Ha crecido y crecido, pero ¿a medida que nuestra esperanza de vida? No, la realidad es que estos [indescifrable] simplemente se han vuelto demasiado poderosos y continúan abusando de nuestro país para obtener enormes ganancias porque el público estadounidense les ha permitido salirse con la suya. 
Obviamente, el problema es más complejo, pero no tengo espacio y, francamente, no pretendo ser la persona más calificada para exponer el argumento completo. Pero muchos han sacado a la luz la corrupción y la codicia (por ejemplo, Rosenthal, Moore) hace décadas y los problemas simplemente siguen existiendo. No es una cuestión de conciencia en este momento, sino claramente juegos de poder en juego. Evidentemente, soy el primero en enfrentarlo con una honestidad tan brutal”.

Abajo el capitalismo y felices fiestas.
#FreeLuigi