Ecuador cuenta con una larga experiencia de movilización popular, allí, cuando los sectores indígenas y los sectores populares están inconformes, no dudan en tomarse las calles y carreteras para exigir condiciones de vida digna. Sus protestas las han levantado contra los gobiernos neoliberales previos a la presidencia de Rafael Correa, contra el desarrollismo del mismo Correa —al no distanciarse tajantemente de la dependencia económica del petróleo y en general de los recursos minero energéticos—, y en la actualidad, contra la “nueva derecha” que se pintó de progresismo posneoliberal para llegar a ser gobierno, con el presidente Lenin Moreno a la cabeza.
Pero el neoliberalismo de Moreno, es decir, la instalación de políticas que responden a un modelo económico que privatiza lo público haciendo públicas las pérdidas y privadas las ganancias (para una élite), no tardó en emerger como el eje transversal de su mandato con la reverencial puesta en marcha de lo que llaman “el paquetazo económico”, exigido por el Fondo Monetario Internacional para la realización de un préstamo al Estado ecuatoriano.
Pero antes de eso, hace algunos meses, el presidente Lenin Moreno, al mejor estilo del uribismo colombiano, condonó a las grandes corporaciones y empresas el monto de 4000 millones de dólares en impuestos, luego, ante el desequilibrio económico que esa medida supone, ordenó la eliminación de los subsidios adicionales a la gasolina y el diesel, lo que se traduce en un incremento absurdo en el coste de vida de las y los ecuatorianos y residentes. Y como si eso no bastase, como parte de ese “paquetazo”, pretende impulsar políticas de precarización laboral contra la población, así como la disminución en el precio de los aranceles “para liberalizar más la economía”, de nuevo, en detrimento de la producción nacional ecuatoriana y en beneficio de los grandes capitales.
El pueblo ecuatoriano, en cabeza de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y de las centrales sindicales, no dudó en formar ríos humanos de protesta en prácticamente todo el territorio nacional y en declarar paro nacional.
La respuesta de Moreno hasta el momento fue decretar estado de excepción, estado de sitio y toque de queda, y la más feroz represión —incluso llegando a restringir las telecomunicaciones en días pasados—, que según organizaciones sociales ecuatorianas, ha dejado como saldo algunos asesinatos en manos de la policía, más de 1121 detenidos, y un sin número de manifestantes heridos, lo que ha llevado a aumentar la indignación nacional al punto de que se escuche con fuerza en las calles el llamado a “tumbar” el gobierno, en el marco de consignas como “Ni Correa, ni Moreno; ni Nebot ni Lasso; el pueblo está contra el paquetazo” y “Ni Correa, ni Moreno; la lucha es del pueblo”, dejando en claro que la movilización social no es expresión de una fuerza política particular ni que es impulsada por un líder político específico, bien sea progresista-desarrollista como Correa, o derechista neoliberal como Jaime Nebot y Guillermo Lasso.
A continuación, reproducimos la siguiente entrevista de María Luisa Muniz al líder de base de la CONAIE, Severino Shuarupi.