Colombia en la actualidad se encuentra con dos de los acontecimientos más importantes de la historia reciente en la búsqueda de la Paz: los acuerdos con las FARC y la negociación del Gobierno Nacional con el Ejército de Liberación Nacional – ELN que se adelanta en Quito, Ecuador.
Después de 50 años, el pasado 4 de septiembre de 2017, las delegaciones comunicaron al mundo, los resultados pedregosos del tercer ciclo de negociación, donde se acordaron asuntos nucleares e inéditos con él ELN.
En primer lugar, se logró el Cese Bilateral Transitorio Nacional por 109 días que hace parte del punto 5 de la agenda, Fin del Conflicto. Componente que integra, la suspensión de hostilidadesde las partes, donde se contempló un mecanismo de verificación, integrado por Naciones Unidas y el apoyo de la Iglesia católica en varias zonas del país.
Cese que se encuentra en el péndulo de la guerra y la paz, por los actos de provocación de la fuerza pública en zonas de presencia de esa guerrilla, a pesar que el ELN ha cumplido su compromiso de paz.
Adicionalmente, la negociación pone en el debate público nacional, la necesaria y urgente protección a líderes ante la creciente marea de amenazas, judicializaciones y exterminio selectivo, en especial a posibles candidatos de las circunscripciones especiales. Problemática con pocos avances de protección por el gobierno.
Cabe destacar otro asunto, el desarrollo de “… un programa de carácter humanitario entre la población carcelaria de militantes del ELN…” que se adelanta con el Gobierno, Naciones Unidas, organizaciones de la sociedad civil, académicos y la Gestoría del Paz del ELN.
Por otra parte, el 24 de octubre, se dio apertura al cuarto ciclo de negociación, donde se facilitó el encuentro de la delegación del ELN con integrantes del nuevo partido, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común –FARC, para tener un intercambio de experiencias de la mesa de negociación en lo atinente al desarrollo del Cese Bilateral. Hecho político, que antes era impensable y marca la urgencia de la unidad de los sectores sociales que creen que aún ante los incumplimientos de La Habana por parte del Gobierno, la paz es posible.
También se anunció, uno de los puntos con mayores obstáculos en la mesa de negociación en Quito, la Participación de la Sociedad, que recoge el espíritu de lo pactado en el punto 1 de la agenda, y es eje trasversal del proceso. El mecanismo definido por las partes, fueron las audiencias preparatorias, con un carácter discreto, en las modalidades, presencial y virtual.
El propósito de las audiencias, es reconocer experiencias y propuestas metodológicas de la sociedad colombiana que apuntalen a “un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita construir una visión común de paz…”, propiciando el dialogo nacional para las transformaciones estructurales territoriales y lograr la paz con justicia social.
Para abonar el camino, se estableció el siguiente cronograma:
Se espera que el resultado de lo acordado en estas últimas rondas, sea alimentado con propuestas por el conjunto de la sociedad, y no sea obstaculizada por la contrarreloj de la coyuntura electoral del Congreso de la República y la Presidencia de Colombia en el 2018, y de sus alianzas oscuras en contra de la Paz.
Colombiano, a pesar del sinsabor de los amigos de la guerra, es un imperativo ético y de esperanza política defender lo acordado en La Habana, y los avances de la mesa en Quito. ¡Porque los que queremos la paz, somos más!
Por último, para que no se olvide, la movilización es participación.
La Universidades Públicas salen a la calles a exigir presupuesto digno y en oposición a políticas de estado que desfinancian y favorecen a los privados, porque la educación pública es el camino a la Paz.
También, los campesinos están en las carreteras reivindicando sus derechos, al igual que los indígenas en minga, dan ejemplo de resistencia, demandando el cumplimiento de los acuerdos con el gobierno. ¿Tú que esperas para defender la paz?
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Helberth Choachi | Docente, Universidad Pedagógica Nacional. Amigo de la casa Hekatombe.