Cuando la muerte se viste de policía, la primera línea se convierte en la mejor compañía.
Sabemos que la sevicia es requisito indispensable para vestir de verde oliva,
Así que llevo un escudo al que me aferro porque de él depende mi vida.
Mi casco conoce de la brutalidad policiaca,
Y mi estómago del hambre que en Colombia no para.
Pero mi alma joven, sabe que con miedos en el barrio no se anda,
Así que cubro mi rostro y al frente voy sin dar la espalda.
Caminamos durante largas jornadas, con la mirada firme entre la capucha,
Y resistimos con valentía a la violencia del gobierno que argumentos no escucha.
Protegemos la vida del manifestante porque cada quien tiene su papel en esta lucha.
En medio de la olla comunitaria nuestras madres nos esperan con comida,
Ellas nos enseñaron desde pequeños a vivir con dignidad y valentía,
Sabemos que toda madre espera que sus hijos lleguen a casa con vida,
Por eso entregamos la nuestra, por los hijos e hijas de madres desconocidas.
Vándalos, nos llaman ciudadanos doble moralistas y noticieros,
Los mismos que a fin de mes celebran nuestras victorias entrevistando a un politiquero.
Sigan celebrando politiqueros, pero recuerden que lo que se gana en el Paro es gracias a la organización de los que ustedes llaman ñeros.
En medio de la protesta, la gente es atacada por escuadrones genocidas,
Así que hombres y mujeres nos organizamos con valentía.
Cuando nos cansamos del hambre y la injusticia nació la primera línea.
Que la gente de bien sepa que estamos orgullosos de nacer en un barrio popular,
De esos que las empresas buscan exprimir,
Que, a pesar del hambre, el Gobierno no quiso oír.
Pero, ahora que tapamos nuestros rostros, para ellos, empezamos a existir.