No es un error preguntar: el problema es que pregunte una mujer, ¿Sí o qué?

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Por eso haberlo preguntado no es ni una muestra de desconocimiento, ni un error, es una pregunta válida.

Han fustigado a más no poder a la representante a la Cámara Susana Gómez Castaño por decir que no sabía el procedimiento para suscribir una proposición ya radicada por otro congresista en la secretaría de la Comisión Sexta Constitucional de la que hace parte. Hay que decir que ese procedimiento en particular es consuetudinario en el Congreso, no hay algo escrito taxativamente en el Reglamento. Por eso haberlo preguntado no es ni una muestra de desconocimiento, ni un error, es una pregunta válida.

La Ley Quinta de 1992, que establece las reglas de funcionamiento del Congreso, habla de las proposiciones en sus artículos 112 a 115, define qué son, cómo deben presentarse y qué tipo de proposiciones hay. Las proposiciones se radican en un documento firmado y pueden tratar desde la convocatoria a una audiencia pública o debate de Control Político, hasta la propuesta de modificación a un artículo de algún proyecto de ley o acto legislativo que esté en debate.

Pero este procedimiento tampoco está reglado en una ley o escrito en algún lado, sino que es la práctica legislativa la que ha institucionalizado esa vía.

En la costumbre del Congreso, algunes congresistas lo que suelen hacer es compartir sus proposiciones antes de radicarlas para que sus colegas las suscriban. Pero, por lo general, lo que pasa es que une congresista radica su proposición solamente con su firma. Una vez radicada una proposición, se debe leer por el secretario de la Mesa Directiva para someterla a aprobación y, si al momento de la lectura, alguna integrante de la corporación quiere suscribir la proposición, manifiesta su voluntad públicamente en la sesión. Pero este procedimiento tampoco está reglado en una ley o escrito en algún lado, sino que es la práctica legislativa la que ha institucionalizado esa vía.

es la Mesa Directiva la que debería responder esas dudas, esa es una de sus funciones, interpretar el reglamento para el correcto funcionamiento del Congreso.

¿Cómo se aprende eso? Estando en el Congreso, siguiendo las sesiones, siendo asesoras, siendo parte de la mesa directiva, presidentes, vicepresidentes o secretaries en las corporaciones; se aprende haciendo. Y cuando alguien llega nueva, puede aprender la Ley Quinta, puede tener buenas asesoras, pero si no sabe un procedimiento cualquiera, puede preguntarlo, y es la Mesa Directiva la que debería responder esas dudas, esa es una de sus funciones, interpretar el reglamento para el correcto funcionamiento del Congreso.

Por eso, para una congresista nueva como Susana, decir que no conocía el procedimiento para suscribir una proposición cuando ya estaba radicada, es completamente legítimo. En esa situación, bastaba con que el secretario o presiente de la Comisión preguntara al autor si estaba de acuerdo y respondiera: “La proposición queda suscrita por la representante Susana Gómez”, o algo parecido. Eso es todo. No tenía que convertirse esto en un hecho noticioso o una muestra de saber o no ser congresista en Colombia.

Pero lo que sí parece pasar por primera vez es que se le fustigue e increpe a una nueva congresista por preguntar y reconocer que no sabía cómo se procedía como si hubiera cometido un gravísimo error.

No es la primera vez que une nueva congresista pregunta asuntos procedimentales como esos en una sesión, pasó en 2018 cuando había varios primíparos en el Congreso, y es función de la Mesa Directiva resolver las dudas –para eso están-. Pero lo que sí parece pasar por primera vez es que se le fustigue e increpe a una nueva congresista por preguntar y reconocer que no sabía cómo se procedía como si hubiera cometido un gravísimo error. Y pues no. Porque, como bien respondió la representante en una entrevista de radio, “preguntar no es un error”.

Decir que la representante lleva cuatro meses siendo congresista por lo que ya debería saber los procedimientos es engañoso, porque si bien las elecciones fueron en marzo, la posesión y las sesiones comenzaron hace apenas algo más de dos semanas y, aunque muchas congresistas nuevas se han esforzado por estudiar el Reglamento, en este tipo de procedimientos solamente se aprende con la práctica. Sobre eso, tiene razón de nuevo la representante cuando dice que era la primera sesión de la Comisión Sexta en la que participaba porque apenas esta semana se lograron conformar para comenzar su trabajo.

Y, aunque a mucha gente le parezca trillado, lo que hay de fondo y de superficie en este cuestionamiento inclemente es que a quien se critica es a una mujer joven que ha llegado a la política.

Y, aunque a mucha gente le parezca trillado, lo que hay de fondo y de superficie en este cuestionamiento inclemente es que a quien se critica es a una mujer joven que ha llegado a la política. Y acá se cruzan tanto prejuicios de género y edad, como asuntos de clase, porque estamos acostumbradas a ver en el Congreso a señores con saco y corbata, por supuesto de más de 40 años; o a mujeres también de ropas y formas de clase social alta. En ambos casos, ha sido gente que quizás no haría esas preguntas porque, vaya sorpresa, conocen lo que se hace en el Congreso porque sus familiares, cónyuges, o padrinos y madrinas políticas ya habían sido congresistas; o porque sus UTL son personas con experiencia previa en el Congreso, o porque preguntaron pasito, vaya una a saber –o porque no eran de las tendencias de izquierda.

le molesta a ciertos sectores es que haya gente en el Congreso que se salga del molde del que estaban acostumbradas

En cambio, en este Congreso nos estamos encontrando con personas realmente nuevas en la actividad legislativa, una actividad que tiene tantos vericuetos, por lo que hay que estar muy atentas para aprender, para preguntar todo lo que sea necesario para hacer un buen trabajo parlamentario. Y que un hecho que ha pasado en otras ocasiones se haya vuelto una noticia o causa de indignación, muestra que lo que le molesta a ciertos sectores es que haya gente en el Congreso que se salga del molde del que estaban acostumbradas; y, en particular, que haya mujeres jóvenes que no tengan inconveniente en preguntar, como si ese solo hecho se tratara de una muestra evidente de incompetencia. No lo es en absoluto.

No es inocente que cuestionen tanto a la representante cuando es altamente probable que las personas que cuestionan no sepan ni qué es una proposición, ni qué es una comisión constitucional, y menos que es consuetudinario. Y, claro, es válido exigir a quienes entraron al Congreso que se cualifiquen, pero esa cualificación se hace también preguntando, es una de las formas más efectivas, y que se haga en público no debería ser causa de controversia.

No es inocente que cuestionen tanto a la representante cuando es altamente probable que las personas que cuestionan no sepan ni qué es una proposición, ni qué es una comisión constitucional, y menos que es consuetudinario

Estoy bastante segura que, de haber sido un hombrecito el de la pregunta, no le habrían caído de tal manera. No solamente habría obtenido respuesta pronta de alguien en su comisión, sino que los medios no habrían pedido que se disculpara por no saber una nimiedad como esas. Para quienes sabemos lo que significa la infantilización y minimización de nuestra experiencia profesional y de nuestras calidades solamente por el hecho de ser mujeres, es más que evidente que lo que se ha hecho con la representante Susana Gómez Castaño en un asunto de género: la violencia, la exigencia de bajar la cabeza y pedir perdón por una conducta que a un hombre no se le reprocharía de tal manera, es una de las tantas expresiones naturalizadas de misoginia que hay que develar y combatir.

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