La consulta anticorrupción fue una medida muy efectiva y consecuente con su discurso de centro derecha reformista, con la que Claudia López planeó ponerle turbo a su campaña presidencial, no nos llamemos a engaños.
Eso para mí no está mal, es totalmente legítimo y audaz, digno de aplaudir, creo que si uno quiere hacer política en este país y no tiene un apellido como Santos, organizaciones paramilitares que lo apoyen como Uribe, someta a redes clientelares y corruptas y las ponga a su servicio como Vargas Lleras o tenga el billete como los tres anteriores, sin contar que sea hombre heterosexual blanco, debe usar todos los recursos que le queden para hacerse notar y construirse relevancia, porque en política no es suficiente con tener la razón.
Claudia López y la Alianza Verde identificaron un problema socialmente relevante a nivel nacional, movilizaron sus escasos recursos, desarrollaron una serie de estrategias de comunicación política efectivas, sumaron fuerzas y apoyos más allá de organización, al punto de que adquirieron dinámicas propias y es por eso que lograron la mayor votación que ha tenido la historia de este país apoyando algo o alguien. Es muy curioso que sea Claudia a quien apunten todos los reflectores cuando la idea original fue de Angélica Lozano hace muchos años cuando no era senadora y acababa de salir de la universidad, no tuvo éxito por su irrelevancia en ese momento en términos políticos y también porque no era pareja de Claudia, quien es la que realmente sabe cosechar votos.
Cuando Sergio Fajardo con toda su arrogancia y mesianismo se le atravesó a Claudia López y Jorge Enrique Robledo en la construcción certera y amplia de su Coalición Colombia y los sometió al punto de poner al Polo Democrático y a la Alianza Verde al servicio de Compromiso Ciudadano, claramente la consulta anticorrupción pasó a un segundo plano para hablar ahora de “un profesor, un profesor, un presidente profesor”.
El discurso de la corrupción al igual que la educación en esa esfera reformista, light, clase mediuna, propia de la dupla Fajardo-Claudia falla de lo mismo en lo que fallan sus vocerías y es su falta de fondo, quedarse en lugares comunes y frases propias del coaching de superación personal que llevó a esa campaña presidencial a “casi” pasar a la segunda vuelta.
Nadie en sus cabales estaría en contra de darle educación a la ciudadanía y luchar contra la corrupción, es un discurso atrapa-todo que sirve para evitar confrontaciones con los poderes mediáticos, económicos y politiqueros de este país. Hay que desconfiar cuando una periodista como Vicky Dávila anuncia sus preferencias por Fajardo o la Revista Semana aplaude la consulta y a Claudia como vencedoras, los medios siempre han tenido su agenda pro-todo debe seguir igual, aunque todo cambie y ellos son perfectos para lograr ese cambio gatopardista que necesita el sistema político-económico colombiano para oxigenarse y sobrevivir.
Como promotora principal de la consulta anticorrupción Claudia López desaprovechó una oportunidad única, pues además de haber hecho campaña durante casi tres años tenían el apoyo de la izquierda, los sectores políticos alternativos e incluso parte de los políticos tradicionales.
En la campaña presidencial a Claudia López se le olvidó por completo la lucha contra la corrupción y en lugar de esa bandera, decidió darle la razón al uribismo y la coalición que eligió a Duque, al decir que Petro era ‘castrochavista’ y acabaría con el país. Esa es una línea roja que no debió cruzar con el pretexto de estar en campaña, porque cuando uno ataca a quienes están con los de abajo termina pareciéndose demasiado a los de arriba.
Claudia López en la campaña presidencial envió el mensaje de que en este país el enemigo sigue siendo la izquierda y que la corrupción es un mal menor que se arregla con cambios legales. Así sea un argumento usado por el uribismo, es difícil no ver cierto oportunismo en la promoción de la Consulta, para ser presidente al principio y hoy para ser alcaldesa de Bogotá. Antes de que la Consulta fuera autorizada, le dio la vuelta al país mínimo tres veces, pero cuando tenían que hacer realmente campaña, que fue cuando el Congreso la aprobó, se limitaron a hacer el famoso video del reggaeton con el bufón de la oligarquía Daniel Samper, que por cierto fue muy chistoso.
Para ese momento Angélica Lozano ya había sido elegida senadora y conservaron su curul en la Cámara en el cuerpo de Juanita Goebertus, quien promovió activamente el voto en blanco en segunda vuelta presidencial justificando algo que evidentemente no es verdad o que es por lo menos ingenuo, y es que el uribismo respeta las reglas y por ende escucharía a quienes votaron en blanco. Es difícil leer un mensaje claro contra la corrupción cuando Claudia López, en plena campaña presidencial, le agradeció al Centro Democrático en cabeza de Paloma Valencia por apoyar la iniciativa, diciendo que ese partido siempre ha combatido la corrupción.
A estas alturas cabe preguntarse si parte de ese apoyo no fue a condición de que la Consulta se hiciera en la fecha en que se hizo que, pese al fracaso, como se ha visto, ha favorecido bastante el futuro político de Claudia López, que se ofrecía sombrío después de las presidenciales, a pesar de que a último momento le hizo firmar unas ridículas tablas a Petro para apoyarlo, olvidando los ataques rastreros que le hizo como fórmula de Fajardo.
Es muy difícil creer en la lucha contra la corrupción cuando al bus de la consulta se suben los delfines de Cambio Radical, quizás el partido más corrupto en la historia reciente, o el mismo Iván Duque que lo uso para reforzar su discurso autoritario del pacto nacional por encima de las ideologías y la polarización.
En conclusión, el pueblo no es para nada idiota y por esa razón tampoco merece liderazgos como los de quienes promovieron la Consulta. Con tantos giros oportunistas, titubeos y problemas técnicos casi infantiles como las fallas de redacción y las discusiones sobre la constitucionalidad o no de las preguntas, y que además de no aceptar sus errores salen al día siguiente a repartir responsabilidades en los demás en miras de las disputas electorales del 2019.
Creo que Claudia López es una excelente investigadora y podría ser una gran consultora para flas uturas campañas electorales de las fuerzas alternativas de este país, pero no tiene la responsabilidad, ni el carácter que se necesita para enfrentarse al establecimiento y guiar esta sociedad a los cambios estructurales que este país se merece.
_______________________________________
Shameel Thahir Silva | @ShameelThahir | Amigo de la casa Hekatombe.
Politólogo y Magíster en Estudios Políticos Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Colombia. Ciclista urbano. Enamorado de Bogotá y con ganas de servirle a su gente. Preocupado por un país en donde quepamos todxs.