Muchas personas han dado su vida por la democracia colombiana desde el nacimiento de nuestra República. Rafael Uribe Uribe, Guadalupe Salcedo, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo solo para dar algunos ejemplos del siglo xx. Gran parte de las razones por las que aún no hemos superado un ciclo de violencia que tiene más de 50 años es que los mismos con las mismas, siempre han excluido a las mayorías marginadas de la participación política.
Si no eres de los mismos con las mismas es porque no tienes el dinero para participar en elecciones, te acusan de guerrillero o terrorista si te atreves a plantear soluciones políticas distintas a nuestros problemas, te meten a la cárcel o te calumnian o en el peor de los casos te asesinan como le ha ocurrido a 217 líderes sociales y populares que han defendido nuestras riquezas y sus comunidades a lo largo y ancho del país desde la firma de los acuerdos entre el gobierno santos y las FARC.
Si no eres de los mismos con las mismas es porque no eres de los partidos tradicionales, de alguna de las 40 familias de la oligarquía que se han repartido el poder desde la noche septembrina, no vives en Bogotá y estudiaste en el exterior, no eres lo suficientemente blanco y lindo, y por supuesto, no hablas un inglés perfecto como si fueras el de la propaganda de Open English.
Yo tengo muchos problemas de fondo con lo que ahora llaman la Coalición Colombia y los he explicado en varios artículos para esta Revista, no es que me caigan mal o crea, como alegan ellos, que Petro es un obtuso narcisista, excusas propias del clasismo elitista que les permea, cuando hablo de problemas de fondo me refiero a diferencias políticas serias y argumentadas, hoy para mi está claro que esa propuesta de país no tiene ningún futuro, entre otras cosas porque nunca han tenido una propuesta de país seria, a pesar de que hoy piensen en las alcaldías del 2019 y se laven las manos en la pelea por la presidencia a favor de Álvaro Uribe Vélez.
Jugar a la no polarización en un país como el nuestro puede llegar a ser tan nocivo para nuestra cultura política como lo ha sido el violento y asesino uribismo desde el 2002. La discusión del voto en blanco y la exigencia de respeto por quienes alegan hoy que es una opción legítima en esta segunda vuelta presidencial es un ejemplo del carácter toxico de ese extremo centro.
Les explico amiguitas y amiguitos que van por el voto en blanco el próximo 17 de junio: en una democracia sólida, moderna y consolidada lo que se respetan son las personas, las posiciones ni las ideas son respetables, siempre serán discutibles. Quienes alegan ese respeto per se solo están siendo pusilánimes e hipócritas. Nos toca madurar políticamente en Colombia para entender que las posiciones y las ideas son para debatirlas, no estamos en un concurso de belleza en donde debe ganar el candidato que me caiga bien, el que menos pelee, el que hable más bonito, estamos hablando del poder del Estado, las instituciones que lo conforman y de las vidas humanas en juego que se ven afectadas por la responsabilidad que conlleva tener ese poder.
¿Qué no los representa Duque ni Petro? Volvemos al hecho evidente de que no estamos en un reinado de belleza ni un reality, el próximo Presidente, sea el que sea, nos representará a todos los colombianos, querámoslo o no. Así como Álvaro Uribe Vélez e Iván Cepeda en su rol como senadores deben velar por los intereses del país entero y no solo de su partido desde nuestro senado, de la misma manera le toca al presidente de la república de Colombia. Decir algo distinto es no entender cómo funciona la democracia representativa, así que eso de no votar por no sentirse representado es más que absurdo.
Votar en blanco el próximo 17 de junio es una lectura errónea del momento político y desconocer que el voto, al menos el que se puede contar, es un privilegio. Especialmente cuando tenemos una Registraduría que siendo la encargada de organizar las elecciones en este país permite la fotocopia de tarjetones y afirma sin sonrojarse que modificaciones en los formularios del registro de voto a favor de Iván Duque son errores humanos y no un fraude evidente. Votar en Colombia es un privilegio cuando el Fiscal General de la Nación admite que existen empresas criminales dentro de la Registraduría dedicadas a la venta de votos y dice que no dirá nada hasta después de elecciones. Votar en Colombia es un privilegio cuando nos cruzamos con historias como las de la comunidad de Murindó en Antioquia quienes viajaron horas por ríos y trochas para poder ejercer su derecho, a pesar de las amenazas de grupos paramilitares. Votar en Colombia es un privilegio cuando tenemos niveles tan altos de abstención electoral que se explican ante todo por el profundo nivel de ignorancia académica en el que los mismos de siempre han sumido a las mayorías sociales y populares de este país agobiado y doliente.
Votar en blanco en esta segunda vuelta únicamente porque ni Duque ni Petro me representan a mí como individuo es tonto, porque así no funciona la representación política pero además es inmoral porque no piensan – y por lo tanto no les importa – en quienes sufrirán las consecuencias negativas del regreso de Álvaro Uribe Vélez al poder del gobierno. Ahí si como dice el dicho, no estamos en Dinamarca sino en Cundinamarca.
*Nota editorial: las opiniones expresadas por el columnista no representan el medio.
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Shameel Thahir Silva | @ShameelThahir | Amigo de la casa Hekatombe.
Politólogo y Magíster en Estudios Políticos Latinoamericanos de la Universidad Nacional de Colombia. Ciclista urbano. Enamorado de Bogotá y con ganas de servirle a su gente. Preocupado por un país en donde quepamos todxs.