La campaña electoral de los grandes medios

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Haciendo mis labores cotidianas, decidí poner de fondo un reportaje de Séptimo día que en YouTube se titula Duros testimonios de víctimas de delitos de mínima cuantía: “perdí mi casa, mi hogar”-Séptimo día. Desde el inicio, parece claro que el episodio se trata de cuál es la mínima cuantía en Colombia ($213’525.000) y cuáles son los beneficios penales que puede tener una persona que delinque por ese monto o inferior debido a que, al ser la menor cuantía, se considera un delito también inferior e incluso excarcelable.

Mi sorpresa llegó cuando empezó a ser evidente que ese punto inicial del cual partía el reportaje se deformaba considerablemente al convertir la cuestión en una diferencia partidistas. Empezaron a entrevistar a congresistas y representantes de los partidos tradicionales como el Centro Democrático y el Partido de la U en contraposición a representantes del Pacto Histórico. Los primeros, los representantes de los partidos tradicionales, defienden un argumento: ese tope está mal y deja impunes los delitos afectando así a las víctimas, por lo cual deben ser endurecidas las penas. Por otro lado, los del Pacto Histórico sostienen que la solución al problema no es la cárcel ni las penas, sino que se concentran en la reparación de las víctimas aplicando el principio de oportunidad.

Llama la atención los siguientes puntos evidentes: en primer lugar, la periodista Paola Bermúdez cuestiona únicamente el punto de vista de quienes defienden que la cárcel no es el problema, no únicamente porque muestran las preguntas que ella le formula a los representantes del Pacto Histórico para contradecirlos, sino porque en cuanto terminan sus intervenciones habla de impunidad y de desatención a las víctimas.

En segundo lugar, esta discusión entre izquierda y derecha no es algo aislado dentro del reportaje, sino que aparece de manera transversal en varios momentos, por lo cual no es sólo una parte del reportaje, sino que ocupa un lugar central dentro del mismo. Diría yo que incluso se convierte en el protagonista. En tercer lugar, concluye explícitamente (por si el espectador es muy despistado para darse cuenta de las intenciones del reportaje): “esta última posición, con una justicia más fuerte y unas penas más duras, la defienden los partidos más tradicionalistas como el de la U, al que originalmente pertenecía Álvaro Uribe Vélez y el Centro Democrático, actualmente opositor del gobierno; mientras que los representantes más progresistas y defensores de los derechos humanos son los que creen que la cárcel no es la solución” (min 46:24).

En cuarto lugar, el reportaje está construido de modo tal que el espectador está obligado a dar la razón a los que sostienen que endurecer las penas de cárcel es el camino, puesto que todo el relato se construye a través de las víctimas de este tipo de delito, lo cual hace que claramente la opinión de uno se incline hacía un espectro político por asociación: si lo que me muestran está mal y quiere ser castigado por la derecha, entonces el bien es la derecha.

Alguien podría preguntarse cómo la periodista podría interpelar a los representantes de los partidos tradicionales, como María Fernanda Cabal (que además de pedir más cárceles dice que estas deben ser administradas por los privados, siguiendo el modelo carcelario neoliberal de los Estados Unidos que no ha logrado frenar la delincuencia ni los delitos grandes en su país), si en este caso están argumentando algo que parece correcto. Argumento lo que yo, en su lugar, les habría preguntado y es lo siguiente: si ellos, como Congresistas, tienen como función justamente modificar, debatir y definir las leyes, ¿por qué no han hecho la modificación de esa ley con la que tanto están en desacuerdo? Una de las principales entrevistadas fue Cabal, quien lleva en el Congreso 7 años y que, como parte del legislativo, en todos esos años, no ha hecho nada para modificar dicha ley. ¿Si no son ellos quienes la modifican porque sostienen que es demasiado injusta, entonces quién puede hacerlo? Razones para cuestionarlos sí hay, porque les pagamos justamente por hacer ese trabajo, el cual claramente no han hecho.

Otro cuestionamiento que puede hacerse, pero que la periodista pasó por alto es durante cuál gobierno y en qué tipo de Congreso se aprobó esa ley contra la cual están hoy los partidos tradicionales y que no han hecho nada por modificar, a pesar de siempre ser mayoría. Según el mismo reportaje, la ley que ha causado este problema es la 906 de 2004, propuesta por el Ministerio de Justicia en cabeza de Sabas Petrelt de la Vega (perteneciente al partido Conservador), durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (esto último no lo dice el reportaje) y aprobada en el Senado de entonces.

Dicho lo anterior, aunque la periodista no lo diga de manera explícita, del reportaje puede inferirse que el problema que están denunciando fue ocasionado y ha sido sostenido por los partidos tradicionalistas que hoy hablan de lo injusta e insensata que es esa ley. Por el contrario, el reportaje de manera explícita señala al Pacto Histórico como aquel que no quiere terminar el problema, a pesar de que el Pacto Histórico fue creado apenas en el 2021 y desde entonces tienen presencia en el Congreso, es decir, no son responsables ni de la aprobación ni del sostenimiento por más de 20 años de esa ley.

Al culminar el reportaje, para mí fue claro que el tema de la mínima cuantía no fue nunca el tema principal, sino una excusa para hacer campaña política de las elecciones que se aproximan. Por ese motivo, discursivamente limpiaron a los verdaderos responsables y le tiraron lodo a los partidos que van en contra de los intereses de las élites. Este reportaje, como muchos otros que están lanzando los medios masivos de comunicación, no buscan denunciar nada, sino utilizar las voces que tienen para inclinar la balanza a favor de los poderosos que son los responsables de los problemas que vivimos hoy en día. Develar lo paradójico de este contenido y los intereses que esconden es  un deber público, pues la verdad está contada a medias para beneficiar a los que por justicia deberían ser manchados por esos reportajes.