En los últimos días el ex gobernador del Casanare Benito Osorio declaró ante la Jurisdicción Especial para la Paz —JEP—, que Lafaurie buscó a Mancuso y otros comandantes paramilitares para que apoyaran a Mario Iguarán en su nombramiento como fiscal general de la nación (2005-2009) a finales del primer gobierno de Álvaro Uribe Vélez. En otras palabras, confesó ante el tribunal que Mario Iguarán fue el Fiscal del paramilitarismo en medio de su proceso de amnistía impulsado por los gobiernos de Uribe. Osorio también confesó que por esa gestión Iguaran le dio a la esposa de Lafaurie, la hoy congresista María Fernanda Cabal, el cargo de directora de asuntos internacionales de la Fiscalía (2005-2007).
En otras palabras, confesó ante el tribunal que Mario Iguarán fue el Fiscal del paramilitarismo en medio de su proceso de amnistía impulsado por los gobiernos de Uribe
Obviamente Lafaurie calificó a través de un comunicado a la opinión publica como “delirantes” las declaraciones de Osorio.
Es importante recordar que María Fernanda Cabal fue obligada por Iguarán a renunciar a su cargo porque se comprobó que su oficina filtró información confidencial de la Fiscalía al Ministerio de Defensa, sobre militares involucrados en la masacre de San José de Apartadó, así como también, información que alertó a narcotraficantes de su posible captura.
El Supernotario de los paramilitares y las trasnacionales
Hace 3 años publiqué en Hekatombe la columna José Félix Lafaurie ¿el ministro de guerra de UriDuque?, cuando el “ganadero” de corbata y amigo de paramilitares sonaba como posible ministro de defensa de este nefasto gobierno.
Ser la cabeza de la institución encargada de cuidar los registros de dominio sobre los inmuebles y los títulos de tenencia, cuando se es un “ganadero” de corbata, líder político, y amigo de paramilitares, es un puesto clave para legalizar las consecuencias del desplazamiento forzado y el despojo.
De esa columna vale la pena destacar que Lafaurie fue Superintendente de Notariado y Registro en el 2002 —un año de pico en desplazamientos forzados y masacres perpetradas por el paramilitarismo—, pero salió del cargo porque la Procuraduría de la época lo sancionó por tráfico de influencias. Ser la cabeza de la institución encargada de cuidar los registros de dominio sobre los inmuebles y los títulos de tenencia, cuando se es un “ganadero” de corbata, líder político, y amigo de paramilitares, es un puesto clave para legalizar las consecuencias del desplazamiento forzado y el despojo. No hay que olvidar también de esa columna, que en los años 90s fue viceministro de Agricultura y también, que hizo lobby para convertirse en Contralor General de la Nación, pero le ganó la apuesta Felipe Córdoba.
Lafaurie le declaró la guerra política a Juan Manuel Santos desde el momento en que su administración le arrebato a FEDEGAN los recursos parafiscales que manejaban para la carne y la leche, y que eran usados por él, como presidente del gremio, para comprar tiquetes aéreos de primera clase y otros lujos pagados con nuestros impuestos. Imaginen que hubiera conseguido ser Contralor con esa ética del gasto de los recursos públicos.
Lo interesante es que desde que se hizo cargo de ese ministerio Luisa Fernanda Lafaurie ha estado trabajando para trasnacionales mineras como Glencore y esta casada con un empresario del petróleo.
Vale la pena destacar que la hermana de José Félix Lafaurie, la señora Luisa Fernanda Lafaurie, fue Ministra de Minas del gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) cuando se impulsó en el Congreso de la Republica el Código Minero que facilitó la toma de territorios ambiental, social y culturalmente vulnerables por trasnacionales extractivas. Trasnacionales que históricamente también se han beneficiado del despojo y las masacres perpetradas por el paramilitarismo. Lo interesante es que desde que se hizo cargo de ese ministerio Luisa Fernanda Lafaurie ha estado trabajando para trasnacionales mineras como Glencore y esta casada con un empresario del petróleo.
La congresista de los despojadores
Cuando escribí sobre Lafaurie hace unos años, no había profundizado como lo hice en el programa “Lo que debes saber de María Fernanda Cabal” , ni me había dado cuenta que la habían renunciado de su cargo en la Fiscalía de Iguarán. Hoy, resultado de las declaraciones de Benito Osorio confirmamos que ese cargo lo consiguió por la influencia del paramilitarismo de la época, y gracias a la petición directa de Lafaurie a Mancuso para que los parapolíticos del Congreso apoyaran a Iguarán en su nombramiento como fiscal general de la nación y del paramilitarismo.
Fue en ese programa que dije que no es posible entender a la Cabal sin su relación con Lafaurie y viceversa, el matrimonio macabro perfecto. Hoy Lafaurie dice que las declaraciones de Osorio son un ataque político a la campaña al Congreso de su esposa.
De ese programa que hicimos sobre la Cabal, vale la pena recordar que Carlos Severini, el sucesor de María Fernanda Cabal en Fundagan y hoy integrante de la junta directiva de FEDEGAN, es hermano de un paramilitar responsable de la masacre de Nueva Venecia. También mencionamos en el programa cómo una empresa palmicultora financió la campaña de la Cabal a través de su representante legal, y que esta empresa despojó comunidades del Sur de Bolívar. La Cabal también ha sido financiada por la Asociación de Bananeros de Colombia, empresarios relacionados históricamente con el paramilitarismo y las masacres.
La Cabal también ha sido financiada por la Asociación de Bananeros de Colombia, empresarios relacionados históricamente con el paramilitarismo y las masacres.
Es importante recordar también que, para la campaña al Congreso de la Cabal en el 2018, se comprobó la compra de votos en Bogotá, situación de la que ella salió impune.
María Fernanda Cabal ha destacado su acción parlamentaria por su intención reiterada de modificar el régimen de restitución de tierras que surge de la Ley de Victimas, respondiendo a los intereses de los despojadores y paramilitares que la llevaron al Congreso y que la han impulsado en su carrera publica desde ese primer puesto en la Fiscalía de Iguaran.
La mentira como política de esa gente de bien
El matrimonio Lafaurie-Cabal se ha destacado por el uso de la mentira y la calumnia como arma política, lo que les ha permitido desviar la atención de la opinión pública de los intereses que defienden, además de capturar el apoyo de incautos y fieles seguidores como Miguel Polo Polo, el influenciador que hoy también está en campaña al Congreso como fórmula de su mentora. Eso también explica que impulsen a su hijo como otro influenciador de las redes sociales, para seguir cultivando sus propios trolls de ingenuos que creen en narrativas absurdas que solo benefician intereses de lo peor y más criminal de las elites gobernantes en Colombia.
De las mentiras dichas por la Cabal que mencioné en el programa que hicimos sobre ella y que muestran un patrón claro, cabe destacar la de la asociación de consejos comunitarios del bajo Atrato que fue acusada de “guerrillera” por la Cabal en el Congreso de la República, a lo que la asociación respondió con denuncias publicas y demandas. Lo cierto es que es una asociación que esta reclamando tierras de bananeros, y que fueron despojadas por paramilitares, si, esos mismos a quienes parece responderles la Cabal.
Lo cierto es que es una asociación que esta reclamando tierras de bananeros y que fueron despojadas por paramilitares a quienes responde la Cabal.
En el 2020 José Félix Lafaurie fue obligado por acción de tutela interpuesta por la hoy candidata al Congreso de la República, Andrea Padilla, a rectificar una columna publicada en una página patrocinada por FEDEGAN y trinos en donde mintió asegurando en ese momento que la concejal de Bogotá había sido apoyada por sectores políticos cercanos al ex comandante de las FARC Alfonso Cano para ocupar esa representación política. ¿La razón? La exconcejala viene criticando fuertemente el negocio de vender reses vivas al extranjero, que tienen que hacer viajes torturantes en barcos cargueros, una denuncia en su intención animalista legitima de proteger los derechos de todos los seres sintientes y su búsqueda de ilegalizar esta práctica.
En el 2020 Lafaurie también comparó por redes sociales al analista político Ariel Ávila con el comandante Uriel del ELN sugiriendo una relación de este grupo armado ilegal con el investigador social y periodista. En medio de la polémica que no escaló a estrados judiciales, Ávila recordó que, entre las investigaciones de la fundación PARES, de la que es directivo, se encuentran varias que han explicado la relación de FEDEGAN con el paramilitarismo y cómo, por ejemplo, durante muchos años, José Miguel Narváez, el subdirector del DAS y uno de los autores intelectuales del asesinato de Jaime Garzón por su relación directa con Carlos Castaño, estuvo en la nómina de FEDEGAN.
Lafaurie también publicó imágenes en su cuenta de Twitter de mingueros sugiriendo que eran guerrilleros solo por el hecho de usar botas pantaneras.
El año pasado en medio del paro nacional Lafaurie publicó imágenes de mingueros reunidos con el congresista Pablo Catatumbo del partido COMUNES sugiriendo que los indígenas eran manipulados por el exguerrillero para participar como lo hicieron en las movilizaciones cuando la foto era de una reunión entre diversos congresistas, la ONU y las comunidades, pero del 2019. Lafaurie también publicó imágenes en su cuenta de Twitter de mingueros sugiriendo que eran guerrilleros solo por el hecho de usar botas pantaneras.
En fin, el “ganadero” de corbata y amigo de paramilitares, junto con su esposa senadora, usan la mentira descarada y peligrosa en el contexto de país que tenemos, para atacar a quienes representan todo lo que no son ellos: defensores de paramilitares, terratenientes, y con aparentes nexos con narcotraficantes y despojadores. Ojalá este 2022 castiguemos en las urnas a esta calaña de gente y entendamos de una vez por todas que sus mentiras sobre la JEP, la comisión de la verdad y los acuerdos del Teatro Colón solo son una estrategia política ante el miedo que les produce enfrentarse a sus propios crímenes.
*Las opiniones planteadas por el columnista son personales.