Francia Márquez y el «poder de los nadie»

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El «poder de los nadie» es una de las frases fuertes de Francia Márquez. Usa otras como «vivir sabroso», expresión del Pacífico colombiano, o la consigna «hasta que la dignidad se haga costumbre» propia de las movilizaciones sociales. Habla también con tranquilidad sobre los mayores y las mayoras, para enunciar a las personas depositarias del saber en diversas comunidades étnicas, y cita con frecuencia el nombre de su movimiento, ya que encierra el corazón de la filosofía «Ubuntu», propio de las comunidades sudafricanas afro. 

y cita con frecuencia el nombre de su movimiento, ya que encierra el corazón de la filosofía «Ubuntu», propio de las comunidades sudafricanas afro. 

«Umuntu, ngumuntu, ngabantu», tres palabras que vienen del Zulú y significan «una persona es una persona a causa de los demás», o dicho de otra forma: Soy porque somos.

Francia dice «Soy porque somos» al finalizar muchos de sus discursos, pero cuando habla sobre el somos se refiere a los nadie. La filosofía «Ubuntu» da cuenta de un pensamiento en colectivo, de una forma de ver la vida en la que la solidaridad y la comunidad son el principio para enfrentar la adversidad. De una concepción en la que nunca se pierde de vista que las generaciones de hoy existen gracias a las generaciones de ayer, y que las luchas del pasado, son la base para las luchas y las victorias del presente.

¿Y a qué se refiere con los nadie? Acá viene otra tradición, la de las canciones, poemas y símbolos de las izquierdas del siglo XX. En especial uno, el poema escrito por una de las figuras más conocidas de la izquierda latinoamericana: el periodista uruguayo Eduardo Galeano. Dice un fragmento del poema:

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la
Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

El somos del soy porque somos adquiere sentido: Francia Márquez viene de los nadie y habla para los nadie. De los sectores sociales pisoteados por el Estado mestizo, elitista y centralista. Dejados de lado por la historia oficial contada desde arriba; de las mujeres trabajadoras que son explotadas en las casas de las «familias de bien». Viene a reivindicar a los sectores despreciados, llamados subalternos, pero también pobres, gamines, indios, negros, o llanamente pueblo, para ponerlos en el centro de la agenda política y del proyecto de nación. 

Francia Márquez viene de los nadie y habla para los nadie. De los sectores sociales pisoteados por el Estado mestizo, elitista y centralista

Por eso el discurso de Francia se vuelve noticia de polémica en la opinión pública, en la que tiene un peso enorme la prensa cercana a la élite; los segmentos intelectuales que vienen de las «familias de bien», y la clase política acostumbrada a entender el mundo sin sobrepasar los límites de la casa grande de hacienda, o los clubes de élite.

El «poder de los nadie» viene a ser otra forma de entender la historia, en la que quienes protagonizan no son próceres, presidentes o partidos tradicionales, sino los pueblos. Al respecto, decía Francia en días pasados: “La libertad la parieron los cimarrones y cimarronas de este país, fueron los negros, sí, fueron los negros, los indígenas, los campesinos empobrecidos que se pusieron en primera línea a parir la independencia”. 

“La libertad la parieron los cimarrones y cimarronas de este país, fueron los negros, sí, fueron los negros, los indígenas, los campesinos empobrecidos que se pusieron en primera línea a parir la independencia”. 

El «poder de los nadie» es el anuncio de un cambio en el que la nación no es ya un proyecto cerrado, sino un proyecto abierto, diverso y democrático, en el que la persona blanca-mestiza privilegiada y la persona empobrecida y racializada se miran de igual a igual. Eso es lo que incomoda a la Colombia racista y excluyente. 

Por eso, como dice la vicepresidenta: somos los nadie y estamos de pie.

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