13 de noviembre de 2020. El 12 de noviembre, en la Revista Hekatombe lanzamos la primera emisión de Calle Polémica, un programa dirigido a cuestionar el pensamiento conservador de derecha, izquierda o centro. En este primer programa contamos con la participación de la filósofa argentina Luciana Cadahia, una oveja negra de la academia, que desde el tiempo de las elecciones presidenciales del 2018, empezó a tener reconocimiento mediático en Colombia con motivo del análisis que hace sobre el populismo, que dista de la interpretación tradicional que lo asocia a una expresión del caudillismo y la demagogia.
Su posición política abiertamente feminista le ha implicado un constante debate por redes sociales con los sectores de la Colombia Humana que militan en torno a la figura de Hollman Morris, dado el escepticismo o el rechazo que expresan frente a la vinculación entre lucha contra el patriarcado y la construcción de democracia y justicia social. También su mordaz crítica a Uribe así como al centro político y sus actuales representantes: el político Sergio Fajardo y a la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, le han representado descalificativos por parte de simpatizantes y militantes del uribismo, del partido Alianza Verde y del movimiento Compromiso Ciudadano.
En este Calle Polémica, hablamos con Luciana Cadahia sobre el feminismo y las iniciativas progresistas y emancipadoras, haciendo hincapié en la caracterización de la noción de patriarcado, y en los debates existentes sobre los vínculos entre el feminismo y el campo popular; el llamado “feminismo popular” y su relación con la teoría; los discursos y prácticas cuestionables de la alcaldesa Claudia López, y la importancia del antagonismo en la política.
El lastre del repliegue identitario es… una forma de operar en la política que cuando aparece algo que no forma parte de su registro cotidiano, lo viven como una amenaza que los quiere destruir
En el desarrollo de la entrevista, señaló lo problemático que resulta “el lastre del repliegue identitario” con el que carga cierta izquierda ortodoxa, entendido como “una forma de operar en la política que cuando aparece algo que no forma parte de su registro cotidiano, lo viven como una amenaza que los quiere destruir (…) consiste en vivir todo lo diferente como una amenaza”, y la potencialidad que encierra la “pulsión progresista” de la izquierda que “ha incorporado dentro de sí muchas demandas que no vienen necesariamente de ese legado identitario de izquierda, pero que son demandas de la tradición emancipadora, que es la cuestión del antirracismo, la cuestión del feminismo, y la cuestión del ecologismo”.
Sostuvo que el patriarcado es un proceso histórico: “el patriarcado es un resabio de la forma de sociabilidad feudal o de la forma de sociabilidad gamonal como se ha dado a llamar en América Latina”, que “consiste en una estructura en la cual hay una figura (…) el patriarca (…) que establece una relación con el territorio, con los trabajadores en ese territorio, y con las mujeres, con su esposa, (…) de propiedad en el ámbito de lo doméstico, es decir, una relación de propiedad como dominio”. Este proceso va teniendo unos efectos concretos en el tiempo contemporáneo que se pueden identificar en las prácticas y los discursos actuales, “lo femenino le gusta [al hombre socializado en el patriarcado] en tanto es su dominio, no hay una erótica con lo que una es o con lo que una pueda llegar a ser junto al otro, sino que hay una erótica relacionada con «cómo puedo poseer eso»”. Esta caracterización del patriarcado, mucho más amplia en la entrevista, la fue ejemplificando con casos contemporáneos de expresiones de dominio y temor frente a la pérdida de dominio, por parte de políticos como Maurico Macri y Hollman Morris.
el patriarcado es un resabio de la forma de sociabilidad feudal o de la forma de sociabilidad gamonal como se ha dado a llamar en América Latina
Cuestionó la forma de asumir un “feminismo popular” como antítesis de un feminismo academicista, al respecto dijo: “yo me preguntaba ¿conocerán la etimología de la palabra popular? La palabra popular nace del pensamiento, nace de la filosofía, para nombrar la heterogeneidad (…) a sectores de la sociedad que históricamente han quedado excluidos (…) es el pensamiento emancipador el que nos ha dado las palabras para nombrar las cosas, luego se hacen cosas con las palabras y tienen estatus performativos, y luego también los pueblos producen palabras que circulan hacia el ámbito de la teoría, porque es una especie de juego que se produce entre espacios de nominación producidos por el pensamiento filosófico, y espacios de nominación producidos por el campo popular. (…) A lo que voy es que inevitablemente entre el legado de pensamiento emancipador y el campo popular hay sinergia, es decir, nacen juntos”.
lo doméstico es un ámbito que es idéntico a sí mismo (…) no hay pólemos, no hay política, hay que hacer «lo que mamá dijo», que eso fue lo que hizo Claudia López
Criticó fuertemente la actitud de “cuidado maternal” de la alcaldesa Claudia López, al considerarla expresión del mismo patriarcado, y guardar una forma autoritaria de gobernar, a saber:
“En términos de lo político, el cuidado materno es el reverso del patriarcado, y pensar un cuidado maternal significa mantenernos en una idea de lo doméstico, de lo doméstico afectivo, donde lo maternal es un lugar de poder que no domina ya, no tiene una relación de propiedad mediante el dominio, sino que mantiene una relación de propiedad mediante los afectos (…) lo doméstico es un ámbito que es idéntico a sí mismo (…) no hay pólemos, no hay política, hay que hacer «lo que mamá dijo», que eso fue lo que hizo Claudia López” aludiendo al performance de las madres detrás de la alcaldesa y del protocolo de protesta que proponía el gobierno local en el momento.
Para Cadahia, la lógica de la alcaldesa era: “vamos a regañar a los niños que salgan a protestar, porque las mamás los van a estar mirando ¿Qué fue eso? ¿Eso es propio de una mandataria? ¿Esa es la lógica republicana de lo político? No, eso era en términos psicoanalíticos: castración; en términos políticos era justamente suturar lo político, era cerrar la posibilidad de lo político, crear una escisión entre madres preocupadas por sus niños y niños infantiles que salen como revoltosos a hacer cosas por las calles, cuando en realidad todo eso era una pantalla para invisibilizar que se trataba de jóvenes ciudadanos completamente conscientes de sus derechos y obligaciones, para salir a protestar en un país en el que se mata a los líderes sociales (…) que les despojan su futuro”.
Frente a ese “cuidado maternal” en el que existe una relación de autoridad de la madre sobre el hijo, defendió el “cuidado fraternal de los iguales” para el escenario político desde la perspectiva republicana, en el que, en la medida en que se asumen como iguales, hay disenso, porque no hay un lugar de autoridad, sea de la matriarca o sea del patriarca, que pueda determinar en última instancia quien tiene la razón.
Petro y Uribe no son dos extremos, esa es la estrategia de campaña de Fajardo, ya además ese es un refrito
En el último segmento, afirmó con contundencia que “Petro y Uribe no son dos extremos, esa es la estrategia de campaña de Fajardo, ya además ese es un refrito, como ese único gran hit que logró en la campaña y ver si ahorita cuela (…) no existe la idea de los extremos, simplemente uno es fascismo y es destrucción del pueblo colombiano, y el otro es (…) todavía no sabemos muy bien qué es, pero es el intento de transformar la república colombiana hacia una mayor igualdad”.
A continuación les invitamos a ver toda la entrevista: