
Desde hace tiempo se ha puesto de manifiesto la urgencia de cambiar la forma de relacionarnos con la naturaleza, una propuesta es el ecofeminismo planteado por la física Vandana Shiva.
Vandana Shiva nació el 5 de noviembre de 1952 en Dehradun al norte de la India, es reconocida además por participar en el movimiento Chipko para impedir la tala de árboles en los bosques del Himalaya en 1973 con resistencia no violenta, en 1993 recibió el Premio al Sustento Bien Ganado o Premio Nobel Alternativo. Es física de la Universidad de Panjab en Chandigarh, máster en filosofía de la ciencia de la Universidad de Guelph y doctora la Universidad de Ontario Occidental. Ella es una de las principales representantes del ecofeminismo, a continuación, les compartimos el Diálogo sobre Ecofeminismo con Vandana Shiva tomado del Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo.
Diálogo sobre Ecofeminismo con Vandana Shiva
Quito, 26 de noviembre 2010
Gracias a las jóvenes mujeres que organizan la sesión. Soy lo suficientemente mayor como para saber que hubo una época en la que no se usaba el término ecofeminismo, pero creo que en cuanto la crisis múltiple se ha incrementado, más y más personas, hombres, mujeres y niños se están dando cuenta que el punto de vista dominante sobre el mundo no es un punto de vista que pueda hacer del mundo algo sostenible.
El primer principio del ecofeminismo es simplemente reconocer que este hermoso mundo del cual somos parte es una tierra viviente, que es una tierra sagrada y es la que sostiene cualquier forma de vida. Incluida la economía dominante que niega a la tierra misma.
La gente que toma más de lo que necesita de la tierra es aquella que la está saqueando a una velocidad muy, muy rápida: la industria minera, la industria maderera, la industria genética, aquellos quienes están robando los genes y pretenden que ellos son los creadores.
El segundo principio del ecofeminismo es el reconocimiento de que, de alguna manera, la creatividad ha sido desplazada por el capitalismo. Quiero leerles el típico pensamiento acerca de cómo las mujeres han sido subordinadas y los hombres se auto-proclaman como los creadores. Este es un pensamiento de Jaco Bachofen quien sostiene que el triunfo de la paternidad trae consigo la liberación del espíritu de las manifestaciones de la naturaleza, la sublimación de la existencia humana o la pérdida de la vida material. La maternidad pertenece al lado físico de la vida, lo único que las mujeres comparten con los animales; el principio espiritual de la paternidad les pertenece a ellos por sí solos. La paternidad triunfante forma parte de la vida celestial, mientras que el cuidado de los niños está relacionado con la tierra que lo bendice todo.
Entonces, la reproducción simplemente desaparece y es reemplazada por la producción. Pero la producción es redefinida, pasa de ser una producción de la vida, mantenimiento de la vida, producción de salud, de comida, de nutrición, de agua, para ser, en realidad, la destrucción de cada uno de estos recursos. Entonces la destrucción se vuelve creación y la creación desaparece. Yo he llamado a esto la frontera de la creación, la cual es instalada por el capitalismo patriarcal. Y toda la línea de la vida es trazada para declarar cada cosa más allá de esa línea lo cual significa todo lo de la creatividad de la naturaleza, de los seres humanos, de las mujeres, de las comunidades indígenas, de todos los seres humanos, en sus relaciones con el cuidado de la naturaleza y de la comunidad humana; todo eso es definido como no actividad, no productivo. De ahí es de donde se puede deducir que las mujeres “no trabajan”. De ahí se desprende el hecho de que la agricultura de las comunidades indígenas “no es productiva”, aunque hoy en día esa agricultura indígena signifique el 70% de la producción mundial en el 2010. Pero es borrada, como si no existiese. Otras cosas son borradas como si no existiesen: todo el colonialismo estuvo basado en el aniquilamiento de las tierras y de los seres humanos que construyeron los ecosistemas.
Cuando yo comencé a trabajar en el tema de patentes, me comencé a preguntar de dónde habría surgido el tema de las patentes y me di cuenta que estaba relacionado con Cristóbal Colón, cuando la reina Isabel y el rey Fernando dieron el privilegio a Colón de descubrir y conquistar; a él le fue otorgada una carta abierta y el nombre de esa carta era una patente. Porque, en esa época, la gran mayoría de las cartas estaban cerradas y eran intercambiadas entre reyes y reinas sobre temas de guerra, conspiración o de combate, pero las cartas abiertas eran sobre la conquista de la gente del mundo no europeo. Y esa idea de patente ha sido extendida a la conquista de cualquier forma de vida; en esa época se trataba de conquistar el territorio, ahora de trata de patentar la vida. En esa época la tierra se consideraba vacía: la terra madre se convirtió en terra nulias; fue una construcción ilegal, para el colonialismo, fue utilizado para tomarse las tierras ancestrales de los aborígenes australianos, y fue utilizada en las Américas. ¿Por qué era una tierra vacía si había gente? Porque no se consideraba a esa gente humanos del todo. ¿Por qué no eran humanos del todo? Porque no eran blancos, no eran cristianos y no hacían cosas como los europeos. Por ejemplo, se decía que el problema con los nativos de Nueva Inglaterra era la existencia de tierras no cercadas y el no uso de ganado para trabajar la tierra. El derecho natural de esas personas a usar su tierra tenía que ser desechado. Entonces, si ellos solo usaban un poco de los recursos de su tierra, que se consideraban suficientes, los europeos tendrían derecho a usar el resto. Y eso fue lo que pasó, pero los recursos que se consideraron suficientes fueron las reservaciones. Los americanos nativos se convirtieron en prisioneros, sin sus propios recursos y sin acceso a su propia tierra.
Esta idea de cercamiento ha continuado, ahora la vida en sí misma es considerada “vacía”, hasta que el capitalismo patriarcal la invada y, al igual que en la época colonial, esta invasión y cercamiento es considerada como “descubrimiento”; la invasión de las formas de vida es considerada como “creación”. Déjenme darles unos cuantos ejemplos. Las semillas, por ejemplo, han sido desarrolladas durante siglos por los granjeros, y de todas las culturas con las que yo estoy familiarizada son principalmente las mujeres las que han sido encargadas de la selección, recolección y conservación de las semillas. Desde la época en que la OMC fue institucionalizada, los países han sido obligados a patentar sus semillas o a permitirlo, y las corporaciones como Monsanto sostienen que las semillas son su invención, por lo tanto, el resto de nosotros tenemos que pagar regalías. Si ellos tienen una patente sobre una papa, las comunidades nativas de los Andes deben pagar una regalía.
Así, en 1997, una compañía con sede en Texas obtuvo una patente sobre una variedad de arroz muy aromática llamada basmati, desarrollada a lo largo del tiempo por los cultivadores de los valles de la India. Otro ejemplo: el Nim es un árbol famoso en la India y estoy informada que en Nicaragua han tratado de cultivarlo para controlar las plagas del algodón; es un gran agente para el control de plagas, totalmente seguro para los humanos. Una compañía de Massachusetts reclamó haberlo inventado en acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos. Nosotros hemos luchado contra estos casos pues yo he visto a mi abuela usar hojas de Nim y yo sé que las mujeres de la India han desarrollado el uso del Nim como plaguicida después del desastre de Bhopal, con lo que comenzó un movimiento para pedir “No más Bhopals, planta un nim”. Entonces nosotras, las mujeres de Navdanya enfrentamos este caso; yo misma tuve que enfrentar el caso en la oficina de patentes europeas, tuve que unir manos con hermanas en Europa. Uní manos con la presidenta de los verdes europeos, así como con el jefe de la organización de agricultura orgánica para enfrentar ese caso, nos tomó once años, pero logramos echar abajo la patente contra una de las más grandes compañías y uno de los gobiernos más grandes del mundo. También logramos echar abajo la patente del basmati y le dijimos a la Oficina de Patentes de los Estados Unidos que si no quitaba esa patente tendremos que llamarla la Oficina de Piratería y Robo de los Estados Unidos.
Y todo esto de la piratería ha sido posible por la existencia de la frontera de la creación, en donde la evolución de la naturaleza y la evolución de los seres humanos son definidas como no inteligentes y no creadas. Nosotros somos definidos como materias primas pasivas. Déjenme decirles cómo la industria ve esto, a principios de los 80, Pine, que es propiedad de Dupont (la segunda compañía más grande de semillas después de Monsanto) insiste en reducir toda la diversidad de la vida a germoplasma, el cual es un recurso que nos pertenece a todos. Por lo cual el mejoramiento de las variedades podría ser otorgado a los agricultores sin ningún costo. Esto sobrestima el hecho de que el germoplasma, considerado como materia prima, es el resultado de siglos de inteligencia, siglos que son reducidos a materia prima. El germoplasma solo se considera valioso después de una inversión considerable de tiempo y dinero.
En los bancos de semillas que el movimiento Navdanya ha creado, tenemos todas estas semillas. Estas semillas existen, no han sido una invención. Las compañías no pueden hacer ingeniería con tantas variedades, es algo demasiado complicado. La naturaleza y los pueblos lo pueden hacer, porque ellos trabajan con la complejidad requerida y durante grandes periodos de tiempo.
La segunda frontera de creatividad y productividad de las mujeres y la naturaleza que es negada es la frontera de la producción, aquella en donde el crecimiento es medido y definido. Si tú produces lo que consumes entonces no estás produciendo. Todos los agricultores de los Andes que cultivan papas y las consumen ellos mismos, no se considera que producen. Las comunidades indígenas del Amazonas que producen todo lo que necesitan de la selva, tampoco producen. Todos aquellos sistemas que producen para las necesidades, lo cual podría ser tratado como un hecho positivo, han sido definidos como no productivos. Es solo cuando vendes lo que produces y compras lo que necesitas, que se da el crecimiento. Es por eso que el crecimiento del PIB y el PNB tienen como pre-condición la destrucción de los ecosistemas porque cuando cortas un árbol tienes crecimiento, si proteges los bosques no tienes crecimiento, cuando represas un río tienes crecimiento si mantienes un río vivo no tienes crecimiento.
Si mantienes la fertilidad del suelo a través de la agricultura ecológica, aun cuando la fertilidad del suelo y los organismos están creciendo, eso no es considerado crecimiento. Cuando pones fertilizantes químicos y pesticidas, entonces tienes crecimiento. Entonces éste es un sistema muy extraño, que calcula la destrucción como crecimiento y se convierte casi como en una religión, el que casi todo pueda ser destruido en nombre del crecimiento. Nosotros tenemos un maravilloso Primer Ministro con turbante que es considerado honesto, pero hay solo un problema: es un economista que piensa que el crecimiento es lo único que importa. Recientemente logramos detener un proyecto de minería en la India como parte de una alianza entre los pueblos indígenas y los grupos ambientalistas y el Primer Ministro formó parte del movimiento que logró detener a la minería, pero al siguiente día dio un discurso en el cual afirmaba que no podemos tomar en cuenta las decisiones ambientales para detener el camino del crecimiento. Pero el problema es que la vía del crecimiento va en sentido contrario al de la vida. El crecimiento, incluso, está yendo en contra del camino de la democracia y en contra de las habilidades de las personas para vivir y es por eso que necesitamos un paradigma diferente al del PIB y al del PNB.
Entonces ¿Qué es lo que debemos medir? Debemos ser capaces de medir el crecimiento de un bosque, el crecimiento de las abejas y las mariposas que están a punto de desaparecer por el uso de pesticidas. Tenemos que reconocer el crecimiento que está escondido detrás de la vida de las comunidades indígenas.
Entonces el principio más importante del ecofeminismo es el reconocimiento y el respeto a la diversidad en todas sus formas, es decir, toda forma de planta, toda forma de animal, todo organismo del suelo, toda forma de comunidad humana, toda cultura que ha evolucionado. Creo que hemos alcanzado un punto en donde podemos comenzar a decir que el crecimiento del que se ha hablado, el que está destruyendo la naturaleza y la vida de las personas (y miren lo que está pasando en América y Europa), en los países que han seguido ese modelo de crecimiento, las personas no tienen hogar, han perdido sus trabajos, han perdido sus pensiones, 25% de recortes en los países europeos solo para mantener a los bancos con vida, creo que podemos comenzar a decir, repito: ésta es una medida incorrecta. Comencemos a medir el crecimiento en términos de la vida y crecimiento en las instituciones de la sociedad que mantienen la vida. Y la segunda cosa que creo que definitivamente podemos comenzar a decir es que el crecimiento de la contaminación les está permitiendo a las corporaciones hacerse de enormes ganancias, pero no podemos permitir la externalización.
El ecofeminismo es básicamente el decir que los derechos van junto con las responsabilidades. Tú no puedes apropiarte de una semilla como una forma de vida genéticamente modificada y después decir: yo no soy responsable por la contaminación que pueda generar y no ser responsables por la destrucción de la biodiversidad. Las compañías petroleras se apropian del petróleo y de los beneficios que genera, pero nosotros no tenemos por qué hacernos cargo de toda la contaminación que ellos dejan en todos aquellos lugares que explotan, por ejemplo, en el Golfo de México por el derrame de BP o de cualquier otro lugar. No hay lugar en el mundo, ni en la tierra, ni en el mar en donde la contaminación petrolera haya sido verdaderamente limpiada y los ecosistemas hayan quedado restaurados. Entonces los derechos van junto con la responsabilidad y la obligación de internalizar costos. Pero si las compañías internalizaran los costos, ninguna de las actividades que ellos llaman “productivas” lo serían, porque los costos siempre sobrepasan lo que está siendo producido.
En tercer lugar, creo que debemos reconocer, a nivel profundo, que la destrucción de la diversidad y la creación de monocultivos, nos empobrecen ecológica y culturalmente. Es tiempo de decir adiós a los monocultivos. No son un sistema sofisticado; son un síntoma de violencia, porque solo la violencia puede convertir la diversidad en monocultivo, ya sea en una plantación forestal o en la forma en que nos alimentamos.
Y un último punto sobre el ecofeminismo; sabemos cómo el ideal de una tierra viviente fue destruido, como Bacon dijo: naturaleza es muerte, como él habló del nacimiento de una era masculina que, de hecho, define a este periodo como un periodo masculino de dominación de la naturaleza. Pero se está abriendo una nueva era y una de las pruebas al respecto es la incorporación de los derechos de la naturaleza en su Constitución. Lo anterior es un ejemplo de que tanto la naturaleza como la tierra, así como la conciencia humana están saliendo de la prisión del capitalismo patriarcal en el que hemos estado presos. Pero solo ahora que esa prisión se ha convertido en invivible tanto por la tiranía como por la contaminación y los desperdicios y por el sacrificio de todo aquello que tiene valor en la tierra a favor de esa misteriosa concepción del crecimiento.