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El de “Corazón Grande”

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Probablemente, como Yo, Usted también tiene en su circulo inmediato algún Uribista. Bien sea un familiar cercano, uno lejano, un amigo, etc., alguien por ahí que, con la clásica frase, «no todo lo que el hizo fue malo», pretende no generar mantos de duda sobre el personaje en cuestión.

Sin embargo, que no quede duda de los mas de 28 procesos aun abiertos por diversas demandas colectivas contra él. Y aún más, habría que sojuzgar el increíble discurso carismático y terriblemente mesiánico construido sobre su propia imagen: “Uribe es Colombia”, “No cabe duda de que el es el gran colombiano” y el más increíble de todos, “No se metan con el hombre del Corazón grande”.

En este orden de ideas, amigo o familiar uribista, vale la pena aclarar que no hay Corazón grande en él, solo un buen discurso construido entre pequeños círculos mediáticos que sin cesar se repite entre generaciones. Aquí tres momentos en los que el “Gran Colombiano” dejo de ser tan grande con aquellos otros a los que nunca miro:

  1. 40.000 bocas sin sustento

Recuerdo la imagen muy claramente. Tenía 13 años y hacia noveno grado. A las afueras de mi colegio público, un hombre pedía monedas mientras tocaba su guitarra. Bajo sus pies, un letrero de cartón que ahorraba cualquier palabra: “Vengo de Cartagena. Fui uno de los 40.000 empleados despedidos de Minercol. Agradezco cualquier ayuda”.

Sí, un obrero migrante dentro del enorme espectro de 40.000 personas que en menos de cuatro años se quedaron sin empleo tras la liquidación y posterior venta de la minera mas grande de Colombia hasta el 2002, Minercol. Un circulo que no paro entre el 2002 y el 2010, pues 50 empresas nacionales como Carbocol, IFI, la fundación de ciudad de Cali, las residencias femeninas de Bogotá, entre muchas otras empresas colombianas, fueron liquidadas y 394 empresas más, hicieron una renovación laboral tras su compra por parte de filiales extranjeras.

Cada día en Colombia, 40 personas se quedaban sin empleo. Desde obreros hasta aseadores, todas obviamente, personas que engrosaban las escalas de la clase media baja y baja de las ciudades con mayor volumen poblacional de Colombia.

Aquí no había renglón ideológico, mis padres y muchos de los suyos también padecieron estos rigores laborales, llevándolos a tercerizaciones laborales injustas, horas extras no pagas y condiciones de seguridad social totalmente anuladas.

¿Y Uribe donde estuvo para ellos y los otros 40.000 que por empresa despedían cada año? Sacar a la guerrilla de las vías, para sufrir hambre en las casas, ¿Alguna lógica consecuente?

  1. “Soldados de mi pueblo”

Quizás muchos no lo conozcan, otros no lo recuerden, pero sí, hacia el año 2003 Uribe lanzo una estrategia de reclutamiento militar llamada “Soldados de mi pueblo”. 20.000 jóvenes de municipios rurales de Colombia fueron cercados para prestar el servicio militar, requisito obligatorio para esa época.

10.008 soldados, jóvenes que recién cumplían 18 años y jamás habían tomado un fusil, fueron obligados a ir a una guerra para otros, las familias mas adineradas de Colombia. «Estos soldados van a cuidar para que se pueda alejar de Guasca toda amenaza terrorista. La inversión y el empleo se han afectado mucho, a los empresarios les da temor invertir porque cuando se empieza una inversión inmediatamente llega el riesgo de un secuestro», Gritaba Uribe en el municipio de Guasca aquel martes 17 de febrero de 2003.

¿Y a alguien le importo ese día la mamá que empaco una ración de comida y le beso la frente a su hijo mientras salía a una guerra que no era la suya? ¿Uribe puso a sus hijos también a defender esa patria que tanto quería? No. Ninguna de las dos. Nunca importaron para el Exmandatario. Ni el campo, ni quienes lo habitan. Solo importaba la inversión de los empresarios, esos a quienes recibía en Catam y los invitaba a Cabalgatas privadas en Medellín.

Recuerdo a mi tío embarcarse mientras lloraba en un camión del ejército. A la base de La Tagua en el Putumayo fue a dar. El, toda su vida, un campesino que cambio un azadón por un fusil. El estado también tendría que dar cuenta por eso, y el mismo Uribe, por los incontables niños campesinos que se hicieron hombres en las trochas defendiendo a pudientes familias que ni un sentido pésame fueron a darles cuando nunca más volvieron a casa.

  1. Contra todo lo Indígena

¿Cuál es el mejor recuerdo que se tiene de Uribe con los indígenas? Un foro. Sí, un foro donde el Exmandatario se hizo de aliados a una organización no reconocida por sus hermanos cabildos como el CRIC y la ONIC: La polémica OPIC.  Esta ultima desestimaba las numerosas marchas de los indígenas contra el gobierno (Como la del 2008) y legitimaba todo el discurso “Ancestral” con bastones al presidente de entonces.

Pero esto no empataba con la dura realidad de las comunidades indígenas de la época. Desaparecieron 32 pueblos indígenas con 500 personas, 18 con 200 personas y 10 con menos de 100. En estos municipios, 457 masacres paramilitares se registraron por involucrar – tras los discursos incendiarios del expresidente- a los indígenas con grupos subversivos de izquierda. Los Makaguaje, los Nukak Maku y los Wachina quedaron reducidos a decenas tras las oleadas indistintas de actores armados.

74.000 indígenas desplazados según datos de la ONIC dan cuenta de que en el Corazón tan grande del Antioqueño no le cabían los indígenas. Y eso, sin contar el escandaloso 63% de homicidios a lideres de resguardos, taitas y mujeres matronas que sostenían múltiples comunidades del país.

Sin embargo, no fueron solo las balas. El Incora fue remplazado por un fondo de tierras que asignaba hectáreas a Palmicultores, mineros, ganaderos y empresarios que repartían la Colombia Indígena a sus anchas. Las represas tenían sus propios batallones de alta montaña y el territorio tutelar de las comunidades nunca fue respetado. ¿O nos olvidamos de la Ley Forestal, el estatuto rural, el auto 004 de la Corte Constitucional sobre la tragedia humanitaria del desplazamiento indígena?

Pero no le bastaba atacar estos frentes, tenía que haber más. Uribe señalo muchas veces a Feliciano Valencia, líder indígena histórico del Cauca, con ser colaborador de la guerrilla. Y así, a diestra y siniestra asignaba culpas. Su momento culmen fue estigmatizar a toda la marcha indígena del Cauca a Bogotá en el 2008, como colaboradora de las FARC. Le importaba cinco lo que les ocurriría a estos indígenas a cada minuto que andaban. Y sí, mucho menos le importo los panfletos y ejecuciones de los guardias indígenas que hacían retaguardia en los territorios a sus hermanos que marcharon a exigir lo obvio: Vida.

Estos tres, son apenas, pequeños ejemplos en una cadena que a ningún sector de la clase media y baja nos conviene. Y Uribe, el del pueblo, el de Corazón Grande, nunca lo tuvo ni con Obreros, ni con Campesinos, ni con Indígenas.

Lo ideológico aquí, sobra. No se esta cuestionando el parecer del quehacer Uribista con respecto a lo que piensa, sino con lo que hace. Todos estos son casos reales, documentados, existentes. No se trata de asignar categorías o juicios sobre la base de lo nacional, la seguridad o el desarrollo. Se trata de ver muertos por la Patria de un expresidente que jamás a pie la defendió, aumento de cifras de desplazamiento de unos otros que vivían tranquilos en sus campos y territorios y la triste cifra de un país que no fue hacia adelante, pues le cedió lo nacional a conglomerados extranjeros que subcontrataron toda la base trabajadora colombiana a horas de trabajo y no a la asignación de salarios reales.

Ese es el Uribe de Gran Corazón para al que Indígenas, Campesinos y Obreros jamás tuvo espacio.

Joker: la verdad que existe entre la risa y la locura

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Más que una oda a la interpretación de Phoenix, o a la dirección y guión de Todd Phillip, Joker, representa una de la más antiguas dicotomías en la historia de la religión y la filosofía, la risa.

La manera en que entendemos la risa, más comúnmente asociada a la alegría, ha sido ampliamente estudiada y normatizada comenzando por la iglesia. Mientras lo Franciscanos la aprobaron y defendieron, como se evidencia en ‘El nombre de la rosa’, especialmente en el debate que mantienen Fray Guillermo y Jorge de Burgos, Los Benedictinos, bajo la lupa de la Regula Sancti Benedicti, mantienen una seria distancia con la risa: 

  •  El undécimo grado de humildad consiste en que el monje, al hablar, lo haga suavemente y sin risas, con humildad, seriedad y pocas palabras. No hable a voces, como está escrito: Al sabio se le conoce por sus pocas palabras. 
  • El décimo grado de humildad consiste en no ser de risa fácil y pronta, pues está escrito que El necio ríe a carcajadas. 

Sin embargo, esta aprobación franciscana apelaba a dos tipos de risa, considerados además atributos de Francisco de Asis, la Hilaris vultu o semblante alegre, y la laetitia o eutrapelia.

              La risa, no como expresión de la tontería y la maldad, la cual vive encarnada en graciosos marginales y villanos sarcásticos […], sino como expresión de la alegría (laetitia) temperada, ejemplar; una risa que no responde necesariamente a lo cómico, sino a lo meramente hagiográfico, a lo que insta la santidad[…] (Guadarrama, 2018, p.80). 

 Descartes, en su Tratado de ‘Las pasiones del alma’, expresa una clara representación de la risa que puede verse reflejada en el desarrollo de Joker:

La irrisión o burla es una especie de alegría mezclada con odio, que se produce al ver algún pequeño mal en una persona a la que se cree digna de sufrirlo: se siente odio por ese mal, se siente alegría de verlo en quien lo merece; y cuando esto ocurre inopinadamente, la sorpresa de la admiración origina la risa (p. 37).

Así mismo, y evitando la posibilidad de caer en un spoiler, tanto esta película como las que han hecho referencia previa al Guasón, se delimitan dos entornos en ciudad Gótica, en los que los villanos hacen parte de los sectores marginados de la sociedad, lo raro, el circo, la risa, no tienen cabida en las altas esferas que representa Bruce Wayne y quienes le rodean.  

Las descripciones del Joker en los comic lo asocian con un personaje que gira en torno al caos y la locura, un personaje en el que a partir de la interpretación de Phoenix, se hace visible también su rol de sujeto más que marginado, marginalizado por su conducta, por su situación económica, por su pasado, entre otras. 

          […] de allí que la risa ocupe en la literatura un rango inferior, como un género menor, que describe la vida de individuos aislados y de los bajos fondos de la sociedad; la risa o es una diversión ligera o una especie de castigo útil que la sociedad aplica a ciertos seres inferiores y corrompidos (Bajtin, M. 2013, p.55).

¿Cuál sería entonces la profundidad en la risa del Joker? ¿Qué relación guarda esta con lo que concebimos como bueno y malo? No queda más que encontrar en esta película, una valiosísima muestra del significado de lo cómico, de lo risible, de la importancia o no de la locura, y de cómo se asocia esa locura a lo marginal, de cómo nos hemos hecho a la idea de asumir nuestros comportamientos como relaciones sociales y de poder, que deben ir coordinadas con la norma, la que habla de seguir las reglas, de no incomodar, de no acercarse a la locura, de no reírse a carcajadas. 

Referencias

Bajtín, M. (2013). La cultura popular en la edad media y el Renacimiento (3ra ed.) Madrid: Alianza Editorial.

Eco, U. (1993). El nombre de la rosa. (3ra ed.). España: Editorial Lumen

Cortés Guadarrama, Marcos. (2018). Brevísima historia de la risa en la hagiografía del nuevo mundo: Tres tipos de la prosa franciscana. México. [Hipogrifo, (issn: 2328-1308), 6.1, 2018, pp. 77-102]

Descartes, René. (1649). Tratado de las pasiones del alma’. Primera parte de las pasiones en general y accidentalmente de toda la naturaleza del hombre. Recuperado de: http://23118.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/informacion_adicional/obligatorias/034_historia_2/Archivos/Descartes_pasiones.pdf

El oscuro panorama de la izquierda colombiana en Bogotá: análisis

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Fragmentada, sin un candidato que unifique, la izquierda sistémica colombiana ha sido incapaz de presentar una propuesta alternativa para Bogotá que conecte con el sentir de una ciudad que en las dos últimas décadas ha tendido a votar por candidatos «alternativos». Atrás están quedando los días en que Gustavo Petro y Claudia López representaban una esperanza generalizada de cambio político a escala nacional. ¿Por qué?

  1. El conflicto López-Petro

Lo que hacía algunos meses parecía una candidatura sólida, hoy luce diluida y con tendencia a la baja. Claudia López, quien encarna el mito capitalista de la clase media «echa a pulso» y que con esfuerzo «todo lo puede», ya no se halla en lo más alto de las encuestas. Así lo registraron recientemente dos firmas: una, Yanhaas, publicada el 26 de agosto de 2019; otra, Centro Nacional de Consultoría, del 3 de octubre. López apareció, respectivamente, con una intención de voto de 24.6% y 26%, mientras que su principal contendor Carlos Fernando Galán la rebasó con 31% y 34%.

El fracaso en su intención de sumar los apoyos del progresismo de Petro pareció haberle sumado factura. El principal punto de quiebre para lograr un acuerdo programático con Petro fue el asunto del metro: el caudillo de la Colombia Humana insistía en la necesidad ineludible de construir un metro subterráneo, entre tanto, la postura de López se resumía en que si Peñalosa dejaba el metro elevado adjudicado, no tenía sentido reversar ese proceso. Gustavo Petro entonces, pasando por encima de las expresiones opositoras de distintos grupos de mujeres de la Colombia Humana, decidió avalar a dedo a Hollman Morris. López y el Polo Democrático —partido que la apoya— habían presentado al Consejo de Estado una demanda para revisar la legalidad del proyecto de Peñalosa, pero a finales de septiembre el Consejo decidió no suspenderlo. Pese a su oposición al proyecto, el propio Jorge Robledo parece resignado a construirlo.

Pero por el mismo tema del metro hay tensiones con López dentro del Polo. Carlos Carrillo, quien se hizo mediáticamente conocido por denunciar junto a Juana Afanador el falso doctorado de Peñalosa, expresó lo siguiente en un tuit:

Por su parte, dada la falta de democracia del movimiento de Petro para escoger candidato a la Alcaldía de Bogotá, el caudillo de la Colombia Humana perdió el apoyo de figuras importantes como María Mercedes Maldonado, exsecretaria de Hábitat de su alcaldía, quien pasó a respaldar la candidatura de López con argumentos referentes a su compromiso con temas ecológicos como la protección de humedales, la Reserva Thomas van der Hammen o los Cerros Orientales.

  1. El discurso del metro: vuelve y juega

Como sucedió con la campaña pasada, el «eterno» karma del metro vuelve con una relevancia inusitada. En su tiempo, la campaña de Peñalosa II no cometió el error de volver a desestimar esa preocupación y prometió la construcción de un metro elevado, aunque en la práctica sin abandonar la idea de que el centro del «transporte público» lo seguiría ejerciendo Transmilenio. Tras su victoria en 2015, los operadores privados de Transmilenio se frotaron las manos.

En la actual campaña el tema del metro ha servido para construir discursos ideológicos cuya función es polarizar y ofrecer una versión reducida de las complejidades de las propuestas de gobierno. Así, desde el discurso de Morris hay tres candidaturas que harían el metro elevado —Uribe, Galán, López—; la suya, en cambio, es la única que construirá el subterráneo. La propaganda consiste entonces en hacer creer que hacer el metro elevado es igual a ser peñalosista y el único no peñalosista, la única candidatura realmente alternativa, vendría a ser la suya.

La imagen de campaña en Twitter de la «opción alternativa» muestra a Petro acompañando a Morris en señal de respaldo. En el significante «Morris» aparece una «o» graficada para representar el metro subterráneo y recordar al votante que él supuestamente sí lo hará. En la imagen de Facebook de la misma publicidad se le agrega el slogan: «A un metro del futuro». Los discursos de modernidad, progreso y desarrollo articulados con expresiones como «estamos a un metro de la salud como derecho, a un metro de la educación, a un metro de la Bogotá del primer mundo» están a la orden del día.

Pero la realidad es que Claudia López no es tan cercana al peñalosismo como parece —pues, en efecto, en 2014 apoyó la aventura presidencial de Peñalosa—, aunque es Morris quien concentra más radicalmente las rupturas frente a él. En «El peñalosímetro de las propuestas de Bogotá» los analistas Carlos Hernández Osorio y Adelaida Ávila Cabrera reconstruyen qué tan cerca o qué tan lejos aparecen los candidatos a la Alcaldía respecto a cuatro puntos fundamentales: lucha contra el delitoeducación, transporte público modelo de ciudad y medio ambiente. El resultado es que, sin ser Petro 2 —como lo es Morris—, López rompe con Peñalosa en todos los ejes menos en el de lucha contra el delito, en el que igualmente se aleja de él. Galán, por el contrario, es «casi Peñalosa» en todos los ejes salvo el de educación, el cual es el único en el que se aleja. Miguel Uribe, como era de esperarse, representa más fielmente que Galán el continuismo peñalosista.

  1. Conquista del sentido común y un metro subterráneo vaporoso

Que el tema de la construcción del metro vuelva a tener prioridad habla sobre cómo se ha construido un sentido común hegemónico en Bogotá. Sin pretender negar la importancia de un metro en términos de que el negocio de Transmilenio deje de estructurar la movilidad bogotana, estamos asistiendo a una discusión sobre qué burguesías trasnacionales construirán un medio de transporte elevado o subterráneo para ir a trabajar de mejor modo —y si bien esa no es la única función de un metro, es su función sistémica principal—. Para el caso del metro elevado, los dos únicos «bloques burgueses» en competencia son, primero, el de Carlos Slim agrupado en «Consorcio Metro de Bogotá»; segundo, el de dos empresas chinas agrupadas en el consorcio «Transmimetro». Respecto al metro subterráneo, recordemos que esta iniciativa fue avalada en la administración Petro por nada más ni nada menos que el Banco Mundial, entidad de gobernanza trasnacional del capitalismo global financiarizado que habría prestado parte del dinero para el proyecto.

Asimismo, no es claro cómo Hollman Morris puede concretar «instrumentos» jurídicos y políticos para detener el metro elevado en caso de ser adjudicado y construir el metro subterráneo desde el segundo semestre de 2020, pues tendría que negociar con Duque y el Congreso para obtener financiación nueva y los estudios de ingeniería de detalle del metro subterráneo no están terminados, como argumenta Carlos Hernández Osorio. En política pensar con el deseo esperanzado es importante, pero debe considerar materialmente la correlación de fuerzas del proceso político para que ese deseo no quede en el plano de la mera especulación metafísico-teológica. No es ético ilusionar con promesas engañosas a los votantes.

  1. Escenarios y perspectivas

Desde una perspectiva antisistémica cuyo problema no sea la jerarquía estatal sino cómo limitarla y controlarla a la par que se construyen formas de autogobierno y cogobierno a nivel local-comunitario y regional, la pregunta por qué jerarquía estatal genera mejores condiciones para acciones antisistémicas que puedan expandirse organizadamente en el marco de una contragobernanza como la que propone el académico Julio Quiñones es relevante. Idealmente, debería existir una dialéctica permanente —y no una subsunción de uno u otro— entre movimientos sociales alternativos y un partido político antisistémico originado de esos movimientos, pero ni la Alianza Verde ni los Progresistas de Petro se acercan a ese modelo de partido-movimiento: uno por falta de depuración y radicalidad ideológica y haber actuado como una suerte de «partido atrapalotodo» en el que en algún momento Petro y Peñalosa estuvieron juntos; otro por un caudillismo que amenaza con quitar vitalidad e independencia a los movimientos sociales. Ello no impide que frente al voto electoral uno pueda determinar qué candidatos y qué estructuras políticas sistémicas pueden generar mejores condiciones de lucha política. No es lo mismo que los jóvenes marginalizados sean perseguidos hegemónicamente con políticas coercitivas de seguridad focalizada a que el Distrito implemente programas de «inclusión social» que gestionen «más estructuralmente» el problema de la seguridad en los espacios concretos donde opera el capitalismo dependiente. El cuestionamiento de las contradicciones debe ser permanente, pero bajo un horizonte táctico y estratégico.

Una unión programática entre Claudia López y Hollman Morris —es decir, Gustavo Petro— podría aglutinar en torno a un candidato a las fuerzas antisistémicas o sistémicas alternativas que esperan una ruptura contundente con respecto al peñalosismo —respaldado por el uribismo— y su modelo excluyente —o de inclusión light de ciudad. Pero este eventual acuerdo tendría que ir más allá del metro, llenar de contenido la idea de «justicia social» en tiempos en que ha emergido una crisis económica nacional que ha arrojado un desempleo del 10.8% para agosto y una constante devaluación del peso colombiano respecto al dólar —fenómeno último con graves repercusiones para el pago de la deuda, pues si el dólar aumenta el valor de la deuda también—. La dependencia colombiana al extractivismo petrolero y la disputa por la hegemonía del sistema-mundo entre China y Estados Unidos, expresada en una guerra comercial, serían algunas de las causas. Ya la propia prensa corporativa está experimentando problemas de tasa de ganancia que ha llevado a diversos «recortes de personal» y la aceleración de la mercantilización de sus contenidos. La globalización neoliberal devorando a sus hijos.

Pero sin acuerdo y unidad, hay condiciones sociopolíticas para que el continuismo vergonzante del peñalosismo encarnado en Galán sea el proyecto triunfante para gobernar la capital del país —hay que ver cómo queda el Concejo—. Galán ha sabido venderse como independiente —a pesar de haber pertenecido durante once años al parapolítico partido Cambio Radical— y «no polarizador», y camuflar sus políticas de «derecha» en el significante flotante —y, por ello mismo, vacío— del «centro». Toda una muestra de la urgente necesidad de construir nuevos cuadros políticos contrahegemónicos que disputen campos de ejercicio del poder de la jerarquía estatal, pero que no puedan reducir la práctica política a la mera influencia o toma del Estado.

El castigo – ya viene el corpus –

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El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. El mundo, desgraciadamente, es real; yo, desgraciadamente, soy Borges.

 Jorge Luis Borges.

Después que el país cambio de rumbo, se consolidó un aspecto de transición que se mantuvo. La prohibición en que otros momentos se dirigía a la envidia y la deshumanización se volvió hacia la condición que Bruno enunció, “pensar los sentimientos y sentir los pensamientos”.  El cambio se dio por un aspecto más pacificador, podría justificarse el concepto pues es el utilizado en dicho tiempo. Un aspecto de empoderamiento de ciertos sujetos que se mantenían bajo la condición de una unidad comunal.

La transición había logrado mejorar los aspectos de la participación de las bases, los desesperados y desposeídos. El logro humano se había dado en la consolidación de una vox comunis. Si me lo preguntaran no habría contradicciones. Aunque esta es la historia de un sujeto que se mantuvo distante por el mecanismo de la dialéctica, pero para no morir, seguía el rumbo doxográfico. Un sujeto terco, rebelde y con la búsqueda de un compañero de letras, un desconocido que no necesariamente debía estar junto a él. Como si la historia de Euler y Catalina volviera a escribirse.

Parece que todo quedo calculado. Fue encontrado frente a libros prohibidos, llenos de historias fantásticas escritas por un argentino que llamaban Gorila, pues no comprendieron ni aprendieron a diferenciar. Era dirigido a un lugar. En ese instante pensó.

En el momento en que mi sueño más ambicioso se estaba volviendo mi despertar, fue superado por un arma que apareció en mi cabeza. No comprendo en que momento fui encadenado, todo fue tan rápido.

Pude haber hecho grandes cosas por el mundo, resistirme a la estupidez y la barbarie. Y ahora solo me espera lo desconocido, pero a la vez la intuición del material en que se convertirá mi cuerpo, es algo seguro. Aunque mi nombre sea difamado y usado para el escarmiento, para procurar que otros se alejen del verso, de la poesía y del poder pensar, en algunos seguiré, pues en muchos que aún son jóvenes se mantiene esa esencia.

En frente a las acusadoras o acusadores o ambos, pidió un último favor. Le trajeron una pluma, cera y tres hojas. Con la primera realizó un sobre. Con la segunda realizo un esquema que inmortalizaba el objetivo de la literatura, la distinción de las figuras que vienen por la imaginación y que provocan sentir en los lectores. Con la tercera realizó un último escrito en el que se leía:

Año 31 de la transición.

Lugar: desconocido.

Ignoto, lejano y desconocido humano.

 

Cuando inicie a escribir el corpus de mi interés, aquel objeto por conocer no existía. Al inicio solo pensaba que el objeto de interés debía ser un objeto por conocer. Así que lo que hice fue construir la posibilidad de llegar a un cualquier particular que por la mínima curiosidad fuera parte del corpus. Al lograrlo me fundí en el objeto no solo para ver su apariencia sino para entender, lo cual me hizo recrear una vida inexistente pero que pareciera real. Al final todo colapsó porque mi realidad no se llevaba en la misma dimensión del objeto. Al ser un objeto solo lo vislumbraba en mi mente, no obstante, él seguía un flujo de su realidad. Por lo demás, puedo entender porque el objeto pretendía tomar posesión y decisión.

Al terminar de escribir lo compuesto por una colcha de retazos, de textos sin unidad alguna, logré escurrir fuera de mi mente una realidad creíble para alguien que sería inexistente. Luego al existir el ser en su realidad cuasi dimensionada, las letras dieron paso a un imaginario, este a un sentir y este a un enunciado. Con ello logre el objetivo: provocar que una materia sensible recreara en un ser lo sensible sin materia.

Mientras veían cómo escribía, alistaban cada uno su fusil, alistaban la sentencia con la que darían en castigar el acto atroz por el cual había sido juzgado. Eliminar el sueño. Con las ganas y el ánimo del daño en el cuerpo ajeno, saboreaban la venganza por su mente formalizada por la ideología y continuidad de su sistema de creencias que había sido invadido por la mente de un sujeto, que se escondía detrás de símbolos, que formaban significados por el encadenamiento de significantes.

El texto continuaba:

Mi crimen, escribir, pero no de cualquier cosa. Escribí con la intención de construir un sistema científico por la razón de un sistema sensible, bajo las posibilidades de las circunstancias de lo que considero obra. Ahora espero que esta realidad que existe convierta en inexistentes las armas y las haga polvo. Que se congele el tiempo en este instante para que no continúe lo que pretenden hacer. Haga que las balas y el corazón blindado de rencor se transforme en materiales para el arte. Ahora que veo de cerca mi muerte y que este papel barato se perderá, desearía que mi libertad fuera real y no solo las letras que nadie leerá.

Entonces uno de los acusadores o acusadoras, puso sobre el sobre la dirección de un lugar, él supo que esto lo enviarían a su madre, así que terminó de escribir:

Hoy mueren miles de recuerdos. Muere un rostro que no se volverá a ver. Muere un hombre único e igual a otros. Un hombre construido por un sapere aude. No me escondía por la clandestinidad, aunque así pareciera. Esperaba la calma, esperaba, esperaba. El afán era la espera. No habría que ir rápido ni demasiado apresurado para tener la imagen de un rostro que no se ve seguido. He comprendido que esconderme detrás de las letras me llevo a este punto y me llevo a quien ha continuado mi manera de ser leyéndome.

Quienes me conocen saben quién fui, quienes me conocen saben que mi sacrificio fue por algo más allá que un deseo subjetivo e individual. Así que mi tiempo no se agota hoy, pues en la memoria queda mi ausencia y la imagen que construí en la elaboración de una colección de mimesis, enigmas y concatenaciones. A mi corta edad logré ser un intelectual anónimo para pocos, un ejemplo ojalá superable para muchos.

Gracias por haber leído a otro desaparecido. Gracias porque mantienes viva la luz y el sueño perdido que busque realizar.

Hasta el próximo texto que leas, no me olvides, Siempre tuyo, DPG.

Las balas atravesaron sus manos mientras trataba de cubrirse su cabeza. El texto fue sellado y enviado a su madre con la salpicadura de la sangre junto con una nota:

un ave que aspire a salir de la jaula debe pagar el precio de respirar lo que no le pertenece.

¿Qué tipo de sociedad no puede tolerar las angustias de sus individuos? Una sociedad que otrora se mantenía pendiente y resguardando la vida hoy sucumbe entre la barbaros, como manera de expresión de su salvajismo, que denuncia a otros barbaros para considerar que los otros son el problema, que la solución está en desacreditar y llegar a matar a otro.

Ayotzinapa, Tlatelolco, Bogotá

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¿Qué tienen en común los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, la masacre de Tlatelolco y los últimos hechos que han sucedido en Bogotá?

Lo común es que todas han sido represiones, desapariciones, agresiones hechas promovidas y sustentadas por el gobierno de turno. “Fue el Estado”, “el Estado los desapareció”, “¡¿por qué?!, ¡¿por qué?!, ¡¿por qué nos asesinan?! ¡Si somos la esperanza de América Latina!”, consignas comunes que nos muestran al culpable.

El culpable que al día de hoy no ha dado razón sobre los hijos desaparecidos, no ha asumido responsabilidad alguna sobre las miles de masacres y mantiene y sustenta a un escuadrón de la muerte. Lo diferente es que pasó aquí y está pasando allá, México -Colombia, la cuestión es que no es coincidencia, y que pasa o ha pasado en cada país de América Latina, o del sur global.

¿Y por qué pasa? Pasa porque estamos en un sistema mundo capitalista en el que existe un sujeto hegemónico conformado por las corporaciones y el mantenimiento de un capital individual y sustentado en las instituciones estatales que aseguran el mantenimiento del capital general, unas corporaciones que implantan una política de territorialidad basada en la competencia y unas instituciones que median las reglas para que se dé el juego.

Pero este sistema tiende a la bifurcación, tiende a momentos de crisis y es ahí donde se muestra una de las partes que mantiene al sujeto hegemónico, su parte instrumental, su brazo derecho: la guerra, las armas, las bases militares y porque no, el ESMAD (Escuadrón Móvil Antidisturbios). Atraviesan, organizan, limpian el territorio, para la penetración eficaz de las fuerzas hegemónicas.[1]

El capitalismo tiene como naturaleza ser violento, agresivo, criminal y existe una legalidad y legitimación de la CRIMINALIDAD ESTATAL.

Pero en algún momento estos espacios-sujetos de bifurcación dentro de la crisis sistémica podrán llegar a ser la regla, siendo necesario seguir haciendo y contrayendo otro tipo de relaciones sociales y de apuestas políticas, que sean contestatarias, opuestas y colectivas.

Claramente hay que exigir una respuesta y solución sobre donde están los hijos de aquellas madres que esperan “verlos volver caminando” como ellas mismas afirman, acompañarlas y apoyarlas en esta exigencia, que debe volverse una responsabilidad histórica de memoria colectiva, una responsabilidad de todxs hacia las víctimas, igualmente justicia, respuesta y no repetición a la masacre de Tlatelolco, y evidentemente no más represión, violaciones, atentados contra los estudiantes de las Universidades Publicas en Bogotá y en si contra la protesta social, EL DESMONTE DEL ESMAD es la exigencia.

Sabemos que para ellos no es la excepción sino la regla operar como operan, pero debemos seguir siendo esos puntos críticos y estar preparadxs a esas pequeñas aperturas de puertas para la entrada de las fuerzas colectivas.

[1] Basado en una conferencia magistral de Ana Esther Ceceña, en el Coloquio Internacional sobre Geopolítica Critica. Universidad Nacional Autónoma de México, 26 de septiembre de 2019.

Un feminismo útil para la lucha de los pueblos

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Hay muchas corrientes de feminismos, entre ellos está el feminismo comunitario, cuya principal representante es la indígena boliviana Adriana Guzmán, les compartimos esta mirada tan bonita que integra la lucha contra el capitalismo, responde a la memoria de los pueblos indígenas y que tomó especial fuerza en la Guerra del Gas en 2003.

Un feminismo útil para la lucha de los pueblos

Adriana Guzmán
Feminismo Comunitario

El feminismo comunitario fue parido en Bolivia dentro del proceso de cambio llevado adelante por un pueblo que quiere vivir con dignidad, un pueblo que está cuestionando al sistema patriarcal, capitalista, neoliberal, colonial, transnacional, un pueblo comprometido con la despatriarcalización, la descolonización y la autonomía.

El feminismo comunitario no es una teoría, es una acción política que se nombra, pero por supuesto hemos aprendido que además de luchar por el territorio, además de luchar en las calles, hay que luchar en el territorio de las palabras

El feminismo comunitario no es una teoría, es una acción política que se nombra, pero por supuesto hemos aprendido que además de luchar por el territorio, además de luchar en las calles, hay que luchar en el territorio de las palabras, hay que disputar la hegemonía de los sentidos y significados del pensamiento eurocéntrico, y consecuentes con esa lucha nos llamamos feministas y construimos nuestros propios conceptos, como un acto de autonomía epistemológica. El feminismo comunitario hoy es un movimiento en Abya Yala que articula a hermanas de Argentina, Chile, Bolivia y México, es entonces una herramienta de articulación y lucha.

Desde este feminismo que construimos cada día, creemos que no se puede hablar de un movimiento feminista en América Latina y el Caribe, sí de colectivos, organizaciones, académicas y “estudiosas” que no han logrado articularse pues siguen construyendo desde un feminismo colonizado y colonizante, sobre categorías insuficientes y fragmentadas, haciendo luchas temáticas, por los derechos, por la diversidad, por la inclusión, alejándose de la lucha contra el sistema, hablamos de un feminismo que al dejar de nombrar y de ver al patriarcado, o al reducirlo a la relación de los hombres hacia las mujeres, ha perdido la perspectiva revolucionaria y se ha vuelto funcional a éste.

Estableciendo que no hay un movimiento feminista, hecho que hemos constatado en el XIII Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe EFLAC, realizado en Perú en noviembre del 2014 desde la institucionalidad de las ONGs, al cual asistimos presenciando la carencia no solo de propuestas si no de rebeldía y capacidad de soñar, creemos que es posible identificar algunos de los desafíos que hoy convocan a las feministas que decidan asumir la responsabilidad política de luchar contra el sistema patriarcal.

Descolonizar el feminismo

Para el feminismo comunitario el feminismo es la lucha de cualquier mujer, en cualquier parte del mundo, en cualquier tiempo de la historia, que lucha, se rebela y propone ante un patriarcado que la oprime o que pretende oprimirla.

Para el feminismo comunitario el feminismo es la lucha de cualquier mujer, en cualquier parte del mundo, en cualquier tiempo de la historia, que lucha, se rebela y propone ante un patriarcado que la oprime o que pretende oprimirla. Entonces, descolonizar el feminismo es dejar de pensar desde los parámetros y categorías del feminismo eurocéntrico, porque han demostrado ser insuficientes y se han encerrado en un sistema de derechos que en realidad encubre los privilegios de unas y unos pocos frente a las opresiones de las mayorías.

Descolonizar el feminismo es dejar de pensar desde la dicotomía del colonizador y el colonizado, es dejar de asumir el tiempo como lineal y el pensamiento como superador de las luchas, la clase como explicación suficiente y la posmodernidad como proyecto político.

Descolonizar el feminismo es volver a mirar al patriarcado en su complejidad, para el feminismo comunitario el patriarcado es el sistema de todas las opresiones, no es un sistema más, es el sistema que oprime a la humanidad

Descolonizar el feminismo es volver a mirar al patriarcado en su complejidad, para el feminismo comunitario el patriarcado es el sistema de todas las opresiones, no es un sistema más, es el sistema que oprime a la humanidad (mujeres, hombres y personas intersexuales) y a la naturaleza, construido históricamente y todos los días sobre el cuerpo de las mujeres.

Descolonizar el feminismo, ha sido para nosotras pensarnos frente al patriarcado, recuperando la memoria larga de nuestros pueblos aymaras, huicholes, quechuas, mapuches, tzotziles, tzeltales, para construir un proyecto político de sociedad y de mundo, la comunidad y la comunidad de comunidades.

Un desafío para el feminismo es dejar de dar solamente cuenta de las opresiones, no basta un feminismo de las explicaciones, hay que proponer y construir un proyecto político, esto implica reconocer que ser negra, ser lesbiana, ser joven, ser indígena, es una posición política pero no un proyecto político de mundo, que es lo que los pueblos en lucha demandamos hoy.

Superar sus categorías y las formas sectarias de sus luchas

No podemos seguir asumiendo que el feminismo se reduce a la equidad de género, a la igualdad, a la diferencia o a la lucha por los derechos, cuando los pueblos en América Latina y el Caribe luchan por otra forma de vida, en Bolivia por el vivir bien. Superar las categorías del feminismo que ven la realidad segmentada y nos asumen a las mujeres como un tema entre tantos temas, un sector entre tantos sectores, que quiere incluirse en el sistema, es otro desafío. Esto implica entonces superar la visión de gueto, de superioridad, de lucha desarticulada de la lucha de los pueblos, que han asumido las feministas.

Solo en la lucha con nuestros pueblos podemos aportar a visibilizar al patriarcado como el sistema de opresiones, hay que poner el cuerpo y no conformarnos con el colectivo, el performance o la academia.

Un feminismo útil para la lucha de los pueblos

que reposiciona la discusión sobre el aborto en el campo de la autonomía y la descolonización del cuerpo y la sexualidad, que desmonta la maternidad en esclavitud y soledad con la crianza comunitaria como responsabilidad con la vida, un feminismo que reconociendo en el trabajo impago de las mujeres en el hogar, la constitución misma del capitalismo construya un modelo económico que no redite la explotación de nadie ni de la naturaleza

Todo esto tiene que ver con el desafío mayor, construir un feminismo útil para la lucha de pueblos de los que somos parte, que reposiciona la discusión sobre el aborto en el campo de la autonomía y la descolonización del cuerpo y la sexualidad, que desmonta la maternidad en esclavitud y soledad con la crianza comunitaria como responsabilidad con la vida, un feminismo que reconociendo en el trabajo impago de las mujeres en el hogar, la constitución misma del capitalismo construya un modelo económico que no redite la explotación de nadie ni de la naturaleza, que construye modelos de recuperación de los recursos, circulación de los productos y convivencia con la naturaleza para vivir bien.

El feminismo comunitario ha encarado estos desafíos, hablamos desde un feminismo descolonizado, hemos construido conceptos, categorías y acciones útiles para desmontar el patriarcado, y tenemos como propuesta la comunidad, como forma de vida que se construye cada día y que es a la vez la forma de garantizar que el patriarcado no se recicle. Desde este camino y sabiendo que es necesario hacer un movimiento feminista regional y mundial convocamos al Primer Encuentro de Feminismo desde los Pueblos que se realizará en Bolivia el 2016, porque no hemos dejado de soñar y porque sabemos que los sueños se construyen cada día en comunidad.

Texto tomado del colectivo hombres y masculinidades.

Los Tres de Uribe

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Una vez más, el llamado a indagatoria de Álvaro Uribe resuena en todos los espacios políticos de Colombia. Y si, el próximo 8 de octubre el Expresidente entre los años 2002-2006 y 2006- 2010 tendrá un juicio por un cargo que históricamente lo ha perseguido a lo largo de su carrera política: Manipulación de testigos.

Este articulo recoge brevemente tres escenarios donde la figura de Uribe juega un papel clave en torno a los enrarecidos contextos en los que sus polémicos testigos aparecen:

1. Manuel Santiago Mejía: Si Antioquia tiene un peso pesado en materia económica y empresarial ese es Manuel Santiago. El es quien pone y quita en toda la región: Desde EPM hasta la directiva de la Universidad de Antioquia. Es un pulpo, un estratega que además posee una línea de amiguismo político directa: Andrés pastrana, Sergio Fajardo, Aníbal Gaviria y por supuesto, su excompañero de colegio, Álvaro Uribe Vélez. Gracias a este último, paso del Santismo al Duquismo.

Este hombre es pieza clave en la defensa de los Uribe, tanto Santiago como Álvaro, pues antiguamente fue el propio gerente de la ya conocida Hacienda La Carolina en 1994. Rindió testimonio ya en el 2018 alegando una corrida de toros en Manizales para exonerar un asesinato del que fue acusado Santiago Uribe, además de señalar la venta de una parte de la Hacienda a la Gobernación de Antioquia para su posterior posición de una base militar, hecho por el cual alega no podría existir ningún contingente paramilitar en el área.

Quizás aquí a Manuel le falta mas astucia, pues, sin más ni más, fueron los propios regimientos militares en muchas zonas de Colombia los que dieron vía libre a las aberraciones paramilitares.

Este personaje, entre otras cosas, no puede partir de la objetividad: Fue nombrado por Álvaro Uribe en su gobierno como asesor de Colciencias y poseía junto con Santiago Uribe la Sociedad Ganadera La Carolina, fundada desde 1982 y quien extrañamente recibía protección de sectores afianzados del narcotráfico de Antioquia para la no vacuna que sí sufrió el resto de la región.

2. Jesús Ignacio Roldán Pérez, alias ‘Monoleche’: Amparado por la ley 975 (Ley de Justicia y Paz), este exparamilitar recuperó su libertad en el año 2016. Aún amparado por esta ley, este desmovilizado es pilar para las narraciones sobre los despojos en Córdoba y Urabá, pero a su vez, un testigo clave para los Uribe a su favor ante las demandas de las cortes. Sin embargo, sus testimonios nunca han contado con fiabilidad empezando por la teoría que lanzo acerca del asesinato de Fidel Castaño a manos de su hermano Carlos. Hasta el día de hoy nunca soportada.

Igualmente, “Monoleche”, ha reiterado en muchas ocasiones las presiones acerca de sus testimonios pues lo han llevado a ser objetivo de otros paramilitares. En este orden de ideas, es claro que sus afirmaciones lo llevan a puntos tan equidistantes como a señalar a Álvaro Uribe como autor de la muerte de Carlos Castaño hasta la compra de declaraciones por parte de senadores como Ivan Cepeda.

No queda clara su posición, pues nunca ha sido verídica.

3. Enrique Pardo Hasche: Este abogado condenado en la Picota por el secuestro de Eduardo Puyana se considera testigo estrella para los abogados de la defensa de Álvaro Uribe. Compartió celda con Juan Guillermo Monsalve y ha sido el contacto mas incisivo entre los abogados del expresidente, Lombana y Williamson, testificando acerca de la visita permanente de congresistas a las celdas con el fin de comprar supuestos testimonios en favor de los entes acusadores.

Su participación inclusive ha gozado de muchos beneficios en términos de participación y defensa del expresidente Uribe. Así lo ha denunciado el periodista Daniel Coronell en su columna “Inpec cargado” donde demuestra que, a diferencia de otros reclusos en la misma cárcel, Hasche, si ha podido contar con una basta y nutrida mediatización de apoyo a Uribe y critica a los testigos de oposición, entre ellos a su compañero de prisión, Monsalve.

Sus testimonios claramente están viciados tanto por los abogados, como por los beneficios obtenidos, situación que lleva a evaluar los beneficios para unos y no para otros, entre ellos el más elemental, el de protección.

Sobre esto último, vale la pena aclarar que son nueve los testigos asesinados durante el avance de este proceso. Entre ellos, Carlos Areiza, testigo clave que fue abaleado con cinco tiros teniendo un redoble de seguridad ordenado por la corte y sin ejecutar. Este testigo, al igual que los actuales, presento un patrón de presión constante que dirimió en una muerte ad-portas de las declaraciones.

Igualmente, aquí entran Francisco Villalba, quien dio información sobre la Masacre del Aro y la complicidad de los Uribe en la organización de la Brigada paramilitar IV, también asesinado; los Hermanos Munera, asesinados en el marco de informaciones que involucraban a los Uribe con Mancuso y Camilo Zapata, exconductor de la finca asesinado por el Expolicía Juan Carlos Meneses y por el cual esta siendo juzgado el hermano del expresidente Uribe, Santiago.

Amanecerá entonces el día ocho de octubre y veremos, sí, por un lado, aun viven los testigos del ente acusador, Uribe se presenta a la audiencia de la corte y, sobre todo, si se puede esclarecer este oscuro capitulo de la historia nacional que involucra una decena de masacres, cientos de victimas y el origen de una de las fuerzas armadas mas letales y aberrantes en la historia nacional, las autodefensas unidas de Colombia (AUC).

Estudiante de la Universidad Distrital pierde un ojo por causa del Esmad

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Para todos los que como siempre se dejan manipular de los medios de desinformación, que siempre quieren criminalizar las protestas estudiantiles buscando sólo casos de heridos y afectados, según ellos, a manos de las y los estudiantes, acá les dejo el caso del hijo de una gran amiga, Andrés Juan Guerrero Rubiano, estudiante de la Universidad Distrital, perdió ayer su ojo a manos del maldito ESMAD.

Este es uno de los tantos casos en el que es el estudiante quien resulta lastimado, herido y hasta asesinado a manos de los que, bajo un uniforme y un aval de un Estado represor, corrupto y asesino, creen tener la «autoridad» Para dañar y acabar con los sueños de un estudiante y de toda una familia, todo en nombre de un «orden social» que no es otra cosa que un uso desmedido del abuso de autoridad para tener al pueblo bajo control y sin derecho a decir ¡ya basta!

Pido justicia para él y les pido nos ayuden a divulgarlo por redes, ¡ya que éstos casos no son de interés de los malditos noticieros manejados por éste puto Estado! ¡Demostrémosle a Andrés y su familia que no están solos!

Pulicado el 28 de septiembre de 2019.

Por: Paola Susatama.

Contexto

A continuación, reproducimos la descripción de los hechos, realizada por la licenciada en ciencias sociales Carolina Tejada, egresada de la Universidad Distrital.

Estudiante de la Distrital, pierde un ojo por un disparo (presuntamente) del ESMAD

El día de ayer, 26 de septiembre, nuevamente los violentos arremetieron en contra de quienes decían, no más violencia del Estado. Varios estudiantes quedaron heridos y otros detenidos y golpeados en tanquetas del ESMAD.

Un joven, estudiante de la Faculta de Ciencias y Educación de la Universidad Distrital, por donde pasamos muchos y muchas a formarnos como humanistas y docentes, en medio de la multitud de estudiantes que se encontraban al frente de la salida del parqueadero, cayó al suelo luego de que un disparo de algún artefacto del ESMAD, que estaba a las fueras de la institución disparando a diestra y siniestra, lo impactara. Los compañeros, como relatan algunos, gritaban; “hay un herido, hay un herido”, e inmediatamente condujeron a Juan Guerrero Rubiano a la enfermería en donde fue atendido y con preocupación del personal de salud fue conducido en una ambulancia a un hospital.andres juan guerrero estudiante perdio ojo esmad revista hekatombe

A Juan Guerrero le dispararon en su ojo el día de ayer 26 de septiembre, tiene 20 años, va en tercer semestre de la Licenciatura en Ciencias Sociales, y hoy los médicos especialistas confirman que perdió su órgano.

Las imágenes de aberrante desproporcionalidad con que los hombres del ESMAD se han ensañado con los jóvenes de las universidades en estos tres días, no tiene otro calificativo más que el de terrorismo.

Creo que hago parte del grupo de personas que hoy nos preguntamos, ¿Qué les dan a esos policías antes de salir a una manifestación?  ¿Los drogan, los envenenan para que pierdan todo sentido común y arremetan contra la humanidad de las personas con tanta crueldad?

Ayer, también en las inmediaciones de las Universidades Colegio Mayor de Cundinamarca, La Universidad Nacional y la Distrital, se hacían actos de repudio por la forma en que se quiere cercenar la protesta social, el hecho que inició con un mitin en contra de la corrupción de las directivas de la Universidad Distrital, terminó en trifulca luego de que el ESMAD, arremetiera de forma violenta, llevándose por delante estudiantes, profesores y trabajadores el día 25 de septiembre. Los ataques del cuerpo antidisturbios de la policía, impulsó a los jóvenes de la Javeriana y demás integrantes de las universidades a decir ¡NO MÁS! No más acciones que atenten contra la humanidad de jóvenes que quisieron ingresar a una institución educativa precisamente para evitar insertarse en el Ejército o la Policía, o para engrosar las filas de desempleados sin oportunidades.

¿A que llegan los jóvenes a una universidad? A buscar un sueño, a formarse para cambiar esta sociedad. Por eso indigna tanto, que mientras estos jóvenes, menores de edad o que no pasan de los 23 años, tengan que seguir sumando a las cifras de heridos, muertos o detenidos, por el simple hecho de expresar su opinión y ejercer el sagrado derecho constitucional a la protesta, contra la corrupción, o por lo que sea. Es un derecho, y solo por eso debería ser respetado por el mismo Estado.

En fotografías que han rotados por las redes sociales de estos tres días de manifestaciones, se observa, como los mismos estudiantes, en un acto de humanismo, auxilian a vigilantes en la U. Nacional desmayados por los gases, pero también sabemos que auxiliaron al personal administrativo de la U. Distrital luego de los ataques TERRORIFICOS del ESMAD. En conclusión, esto es una lucha de contrarios, de clase, y quién tiene el «poder» policial viene ejerciendo la violencia sobre el otro, el débil, para controlar.

Juan, es uno de los tantos jóvenes que han sido víctimas del ESMAD, el segundo universitario que, en medio de un año, pierde un ojo en el marco de una protesta social, recordemos al estudiante de música de la Universidad del Cauca en diciembre de 2018. Este tipo de artefactos disparados por el Escuadrón de la policía, ya ha dejado en la Universidad Distrital, varios estudiantes muertos, Oscar Salas en el 2010, y Miguel Ángel Barbosa en el 2016.

Frente a estos hechos, reiterativos y sin control del estado, no queda más que decir, como cantaría el compositor Joaquín Ramón Sabina en su canción, Palabras como cuerpos:

“Recuperar de nuevo

los nombres de las cosas

llamarle pan al pan

vino llamar al vino

sobaco al sobaco

miserable al destino

y al que mata llamarle

de una vez asesino”

Toda solidaridad con la familia de Juan, con la Universidad, estamos tarde para iniciar una acción social, de repudio y DESMONTE DE ESTE APARATO CRIMINAL. Con indignación; Carolina Tejada, egresada de la Universidad Distrital.  Lebecs UDistrital U Distrital Resiste.

El Icetex en llamas: lo que la prensa corporativa hegemónica omite

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El cubrimiento mediático de la violencia estudiantil colombiana ha estado signado desde la prensa corporativa colombiana por la configuración de un «nosotros-amigo» pacífico, respetuoso de las instituciones, y un «ellos-enemigo», vandálico, terrorista, desadaptado, violento. Bajo esta dicotomía tal tipo de prensa asume una posición y entra a juzgar o deslegitimar discursivamente las acciones violentas que reportan para las masas, mientras se invisibilizan las formas de violencia estatal-capitalista que producen reacciones violentas de protesta. El discurso mediático, pues, se constituye en el vehículo de ideologías políticas particulares hegemónicas que incluyen, excluyen y estructuran distintas concepciones del orden social.

El problema de esta dicotomía es que, básicamente, no explica nada. No ahonda en las causas de las expresiones de violencia estudiantil, no analiza las formas de dominación del actual régimen político-económico: su temor es legitimar la violencia, mostrar la realidad de que ésta tiene un trasfondo político-económico antisistémico, visibilizar sus motivaciones, dar rostro político a las acciones de los «vándalos», quienes simplemente deben ser confrontados como problemas de orden público. ¿Negociación? No, confrontación y represión.

El presente escrito no pretende defender la postura de que toda violencia, por su carácter directo disruptivo, es por sí legítima: en efecto, su ejercicio constituye un campo de disputa constante dentro de la propia comunidad estudiantil y El Tiempo ha recogido cómo otros estudiantes gritaban: «¡Fuera» a los encapuchados que atacaron el Icetex. Pero la prensa corporativa, con dicotomías exacerbadas que pueden llegar al punto de legitimar el abuso de la fuerza estatal —fuerza que supuestamente en un Estado liberal tiene que estar regulada por la ley—, así sea como efecto no intencionado, hace un flaco favor a la claudicación temporal de la acción violenta como expresión de lucha política: paradójicamente, aunque se autodefina como «buena», con este proceder la prensa hegemónica lo que hace es producir y reproducir una violencia estructural.

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Respecto a las expresiones de violencia estudiantil de las movilizaciones del viernes 27 de septiembre de 2019, los titulares condenatorios no tardaron en aparecer. El Espectador tituló: «Encapuchados empañaron gran muestra de solidaridad estudiantil». Su nota de prensa continuamente hacía énfasis en el carácter inicialmente pacífico de las protestas, pero no puede establecer el vínculo entre las protestas contra la red de corrupción que, se ha denunciado, ha estado desfalcando a la Universidad Distrital —y que desde el punto de vista de El Espectador fueron el detonante de la actual coyuntura de movilizaciones— y el ataque al Icetex. Asimismo, no comprenden cómo para algunos estudiantes —no necesariamente organizados en instituciones de “capuchos”— la marcha pacífica no es un absoluto práctico, sino un momento de expresión que puede devenir en violencia cuando las movilizaciones, por ejemplo, están siendo reprimidas sin respetar protocolos de uso de la fuerza antidisturbios y las fuerzas estatales agreden indiscriminadamente a los manifestantes. Para ese reporte de El Espectador, el ataque al Icetex queda como un hecho aislado perpetrado por unos «vándalos» que «empañaron» la «gran muestra de solidaridad estudiantil». Tal accionar es injustificable y la protesta general quedó deslegitimada. Fin del debate. La explicación del tropel ocurrido el jueves 26 en la Universidad Nacional sigue la misma línea. Su análisis valorativo no puede conectar lo coyuntural con lo estructural.

La Revista Semana recogió «Los angustiantes audios de un funcionario que pide ayuda mientras atacan al Icetex». La línea editorial es semejante a la de El Espectador: «Lo que era una protesta pacífica y multitudinaria terminó opacada por un hecho violento». Y es que, en efecto, los audios revelan cómo este funcionario clamaba desesperadamente por ayuda ante el temor de una muerte inminente. Sus reclamos por la presencia del «gobierno», «Esmad» y «bomberos» eran notorios. Es cierto: este tipo de sucesos han de hacer parte del debate alrededor del ejercicio de la violencia política estudiantil —y en general de cualquier tipo de violencia—, su control y sus limitaciones. Pero más allá de las valoraciones y discusiones ético-políticas que se puedan dar, en Semana tampoco hay un análisis que explique por qué emerge esta radicalización violenta en tiempos de un posacuerdo torpedeado por el uribismo e Iván Duque.

El Tiempo va un poco más allá en el sentido de que reproduce un discurso que no sólo deslegitima el ataque al Icetex, sino que da voz a actores que pretenden legitimar su existencia como tal. Así, luego de las denuncias de robo proporcionadas por el funcionario José Fonseca contra los atacantes encapuchados, éste «lamentó que se atacara la entidad que facilita préstamos y mecanismos para que estudiantes puedan acceder a la educación superior». Sus declaraciones concretas fueron las siguientes: «Nosotros queremos mucho a esta institución que, día a día, se esfuerza por cumplirle los sueños a la gente que verdaderamente se quiere formar y aportarle al país. Es muy triste que un grupo de vándalos haga todo esto».

La imagen del Icetex queda así limpiada por José Fonseca: esta institución en realidad proporciona oportunidades, pues el préstamo educativo no es una carga financiera ni un canal de exclusión socioeconómica, sino una posibilidad de que las personas excluidas del sistema educativo puedan ingresar en él. El vándalo no se forma ni le aporta al país: si quiere estudiar y aportar, si quiere cumplir sus sueños, entonces debe tomar un crédito en el Icetex y dedicarse a estudiar. Porque si no puede estudiar —pues el vándalo necesariamente no estudia— es porque no quiere. Otra vez el discurso de que el pobre, el excluido, tiene esa condición porque así lo desea, y de que el vándalo es una persona no formada. No habría razones político-económicas para atacar al Icetex desde esta construcción discursiva.

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La historia y evolución del Icetex desde 1950 como posibilidad de estudiar en una universidad está vinculada con la función y posterior exacerbación del crédito financiero en cuanto forma de acceder a determinados bienes y servicios. La reorganización sistémica del régimen de acumulación capitalista ante problemas de tasa de ganancia llevó desde la década de 1970 al recorte de salarios, la desarticulación continua de sindicatos, la deslocalización productiva y al desmonte paulatino de esquemas de protección social. Tras el fin de los Estados de bienestar europeos y de sus émulos latinoamericanos periferializados, emerge entonces la dirección neoliberal de la globalización, el orden de la disciplina fiscal y la desregulación económica, como lo define Jairo Estrada.

Debido a la disminución de la capacidad de consumo que dependía de los salarios y que excluía a las clases medias y bajas de determinados bienes y servicios, el crédito, favorable a las burguesías financieras, se consolidó cada vez más como la posibilidad de subsanar los problemas de pérdida de poder adquisitivo, a la par que consolidaba la financiarización de la economía como respuesta a la crisis sistémica de rentabilidad. La idea era que los problemas de legitimidad, gubernabilidad y de «exceso de demandas» al Estado se gestionaran delegando funciones otrora «público-estatales» a entidades privadas, privilegiando el «autogobierno» de individuos maximizadores en el mercado según leyes de oferta y demanda, y con intermediación del crédito. En el caso de la educación colombiana, esto se vio reflejado en el recorte de la financiación a las universidades públicas, el desvío de recursos de universidades públicas a instituciones de crédito educativo como el Icetex —y programas como Ser Pilo Paga—, la proliferación de universidades privadas y la primacía de la educación no como un derecho garantizado por el Estado, sino como una mercancía impulsada a ser consumida por el nuevo Estado neoliberal. De ese modo, accederá a la universidad quien pueda pagar la oferta educativa que haya escogido, pero el Estado facilitará ese pago a través de un crédito mediado por una institución estatal: el Icetex. El costo social de este modelo bajo la figura de capitalización de intereses ha sido que miles de estudiantes queden damnificados ante el cobro de intereses excesivos y pierdan una parte significativa de sus salarios —en caso de graduarse o encontrar empleo— ante la alta presión jurídica para pagar, o la prolongación continua de problemas financieros tras el impago de deuda que, bajo riesgo de embargos, deterioran aún más la movilidad social que estas personas pretendían alcanzar al entrar a una universidad mediante un crédito. El proyecto de asesoría jurídica Icetex te arruina no es más que una expresión alzada contra las injusticias estatal-financieras de la política educativa vigente.

Hoy por hoy, la oposición política sistémica-estadocéntrica de la Alianza Verde y Progresistas ha propuesto una reforma al Icetex que elimina la capitalización de intereses, la cual es el mecanismo que hace que la deuda educativa aumente. El propio congresista conservador David Barguil se ha jactado de ser el autor de una ley de 2012 «que establece que el Icetex no puede cobrar intereses en sus créditos» a población sisbenizada de estratos 1, 2 y 3 que aspiran a programas educativos acreditados de alta calidad, como describe la nota de El Espectador. Todo ello evidencia que hay un reconocimiento de parte de actores sistémicos-estatales de que el Icetex ha representado un problema socioeducativo y que, cuando menos, hay que reformarlo así no se avance en cambios más «estructurales» de la política educativa, ideas lejanas a la concepción romantizada del funcionario José Fonseca del Icetex como dador de oportunidades viables.

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¿Qué conclusiones extraer del esbozo de análisis anterior? La más ramplona es la de considerar que el reconocimiento del carácter político del ataque al Icetex, de su expresión contra un estado de cosas político-económico establecido con repercusiones en términos de exclusión al acceso a la educación, es legítimo per se. Sustentar, por ejemplo, que el conflicto social armado colombiano se ha arraigado en problemas «estructurales» de exclusión política y alta desigualdad en la tenencia de la tierra no necesariamente tiene que legitimar las acciones de secuestro, asesinato, extorsión o de beneficio de la economía del narcotráfico que diversos actores guerrilleros cometieron. Para el caso del Icetex, visibilizar sus hondos problemas no tendría por qué legitimar el saqueo y amedrentamiento contra sus funcionarios, pues, realmente, no sólo se atacó a una institución o a unos edificios. Pero el reconocimiento político, aunque el otrora «enemigo radical» haya ejercido acciones violentas, puede derivar en una negociación en el que las partes constituyen un reconocimiento mínimo del otro como interlocutor válido, esto es, con unas intenciones de validez que, se esté de acuerdo o no, hay que considerar, porque finalmente expresan problemas sociales concretos y concepciones políticas de cómo debe ser el mundo, de cómo debe organizarse lo común, la convivencia general. El poder político ejercido como fuerza violenta pasa en esta nueva fase a la dimensión de la fuerza social del acuerdo o el consenso.

El papel de la prensa corporativa es importante pero en sentido contrario. Radicalizar la dicotomía amigo-enemigo invisibiliza y reproduce una violencia estructural, un daño ejercido de modo permanente, «generador de dolor», contra la voluntad de sectores subalternizados, y tiende a construir un sentido común hegemónico favorable a que la complejidad estructural de los problemas político-económicos colombianos sean desvinculados de acciones de ejercicio de la violencia. Es, asimismo, germen de nuevas violencias contra la organización excluyente de la convivencia propiciada en el marco del sistema-mundo capitalista. El otro como mero «vándalo» lo despoja de motivaciones políticas, lo reduce a un problema de «criminalidad común» y «desorden público», pero esta concepción es falsa, aunque a algunos nos duelan profundamente las víctimas que deja la violencia.

Pero el problema no es sólo del sentido común hegemónico que produce y reproduce la prensa corporativa. Algunos actores que apoyan las manifestaciones estudiantiles, siempre y cuando sean pacíficas —incluyendo estudiantes—, niegan la existencia de la violencia estudiantil dados sus efectos adversos y creen y defienden que esa violencia es ejercida por policías infiltrados cuyo fin es deslegitimar las reivindicaciones estudiantiles. Este sentido común encarnado en el pensamiento de estudiantes y aliados invisibiliza la complejidad de prácticas, debates y discursos políticos que giran en torno a cada coyuntura de movilización social. Un trabajo empírico orientado al estudio de procesos de violencia de actores estudiantiles podría dar nuevas luces a la cuestión. Esto es muestra de que también es necesario aclararnos a nosotros mismos, construir crítica y más ampliamente nuestro «nosotros-amigo».

Greta y el ambientalismo pop: de cómo ganar likes y buena imagen

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Los dos movimientos sociales que son al mismo tiempo teoría política y que son capaces actualmente de poner en jaque al SISTEMA con todas sus mayúsculas, hoy en día, son el feminista y el ambiental. Quien crea lo contrario no está entendiendo nada. Pero como ocurrió con la imagen del ‘Che’ Guevara y su potencia transformadora ahora totalmente naturalizada, si no agitamos prontamente las advertencias antes de que sea tarde, tanto el feminismo, como el ambientalismo, les ocurrirá lo mismo que al ‘Che’, serán reducidos a mercancía.

Esta semana, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, los liderazgos mundiales se vuelven a dar palmaditas en la espalda para decirse que están haciendo todo lo posible por frenar nuestra extinción inminente ante el mayor desafío que enfrenta nuestra especie actualmente, que muchos conocemos y todas intuimos porque lo sufrimos diariamente en nuestros cuerpos, la crisis sistémica de la madre tierra.

Hasta hace un tiempo el movimiento #MeToo era la vanguardia del feminismo mundial y todas las personas bien pensantes de mis redes sociales hablaban de él y su impacto en el sentido común de sociedades como las nuestras, era lo que marcaba tendencia y daba likes. Nancy fraser lo concluyo mejor que yo “la segunda ola del feminismo se ha convertido en sirvienta del capitalismo desorganizado, globalizado y neoliberal”. Si no me creen léanla acá: “De como cierto feminismo se convirtió en criada del capitalismo”, algunas personas le llaman “feminismo pop”.

De la misma forma últimamente leo a mucha gente muy en la onda del #MeToo pero con otra de las aristas de la discusión progresista actual que es la crisis ambiental, y así como Oprah Winfreys se convirtió en una de las cabezas más visibles de este feminismo, creo que lo mismo está ocurriendo con Greta. No me malinterpreten, total apoyo sus luchas, sus reivindicaciones y denuncias, pero no son mis referentes ni creo en el mundo al que ambas le apuestan, no son mis respuestas.

Todo el mundo sabe que los tres principios de la revolución francesa son la libertad, la igualdad y la fraternidad, tanto la libertad como la igualdad han tenido traducciones dentro del capitalismo, pero la fraternidad no es traducible a su lógica, y tampoco ha sido capaz de ser aterrizada por todas esas corrientes de energía política y social humana que le han apostado a superarlo en los últimos 300 años.

De manera análoga hoy en día todas y todos los bienpensantes hablamos de interseccionalidad y del hecho de que vivimos en un sistema racista, patriarcal y capitalista; de alguna u otra manera el racismo y el patriarcado han encontrado traducciones dentro del sistema bajo versiones “alternativas” del orden anterior, ahí están Oprah y Greta, no olviden a Obama y su “Yes We Can”.

Para mí el problema fundamental es que no nos tomamos enserio la superación del capitalismo, seguimos cargando con la derrota de la Guerra Fría, dejando de lado todas las apuestas diversas y dispersas que están construyendo otros mundos posibles y que deben crecer con el apoyo de los poderes estatales, pero sin dejarse burocratizar y absorber por ellos.

Somos muy elitistas, despreciamos los saberes populares, no somos capaces de entender que no son las comunidades las que tienen que escuchar a la universidad – una institución caduca para las exigencias el mundo caótico en el que vivimos, pero de la que salimos todos los bienpensantes de mis redes sociales – sino que es la universidad, si la tomamos enserio como el espacio de la universalidad del conocimiento, la que tiene que escuchar a las comunidades.

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Y si, esto tiene su componente antiimperialista o para ser mas preciso epistemológico desde el sur, porque no puede ser que cada vez que los europeos y norteamericanos agitan las reivindicaciones que latinoamericanos, africanos y asiáticos venimos liderando desde siempre, muriendo por ellas, reciban más atención de los pueblos del tercer mundo, señalando responsabilidades y proponiendo alternativas que le apuestan a la abolición del racismo en todas sus formas, el machismo y el orden patriarcal pero que al mismo tiempo están parados en un horizonte anticapitalista y de construcción de un orden superior al mismo.

No es tan difícil, lo primero es callarse, escuchar, traducir esos saberes y volverlos ciencia y técnica potente, pero si lo que buscan son likes y construirse un faro de moralidad y corrección política pues bueno, bien por ustedes. Transformar el mundo siempre implicara ensuciarse, untarse de pueblo y cagarla más de una vez.

Evo Morales lo sentenció con absoluta claridad en esta Asamblea General de las Naciones Unidas “la raíz del problema está en el capitalismo (…) el problema de fondo está en el modelo de producción y el consumismo, en la propiedad de los recursos naturales y en la distribución inequitativa de la riqueza».

Y si les da mamera ese indio que habla tan mal el español pues por ese él tiene de vicepresidente a Álvaro García Linera, bien blanquito él, bien profesor universitario, que calladito va haciendo eso que les dije, con todas sus contradicciones, y Bolivia ahí, deconstruyendo sin prisa, pero sin pausa el sistema con todas sus mayúsculas, mientras ustedes esperan el siguiente personaje que conmueva en redes sociales para echarse en sus brazos y cosechar likes y buena imagen.