Probablemente, como Yo, Usted también tiene en su circulo inmediato algún Uribista. Bien sea un familiar cercano, uno lejano, un amigo, etc., alguien por ahí que, con la clásica frase, «no todo lo que el hizo fue malo», pretende no generar mantos de duda sobre el personaje en cuestión.
Sin embargo, que no quede duda de los mas de 28 procesos aun abiertos por diversas demandas colectivas contra él. Y aún más, habría que sojuzgar el increíble discurso carismático y terriblemente mesiánico construido sobre su propia imagen: “Uribe es Colombia”, “No cabe duda de que el es el gran colombiano” y el más increíble de todos, “No se metan con el hombre del Corazón grande”.
En este orden de ideas, amigo o familiar uribista, vale la pena aclarar que no hay Corazón grande en él, solo un buen discurso construido entre pequeños círculos mediáticos que sin cesar se repite entre generaciones. Aquí tres momentos en los que el “Gran Colombiano” dejo de ser tan grande con aquellos otros a los que nunca miro:
- 40.000 bocas sin sustento
Recuerdo la imagen muy claramente. Tenía 13 años y hacia noveno grado. A las afueras de mi colegio público, un hombre pedía monedas mientras tocaba su guitarra. Bajo sus pies, un letrero de cartón que ahorraba cualquier palabra: “Vengo de Cartagena. Fui uno de los 40.000 empleados despedidos de Minercol. Agradezco cualquier ayuda”.
Sí, un obrero migrante dentro del enorme espectro de 40.000 personas que en menos de cuatro años se quedaron sin empleo tras la liquidación y posterior venta de la minera mas grande de Colombia hasta el 2002, Minercol. Un circulo que no paro entre el 2002 y el 2010, pues 50 empresas nacionales como Carbocol, IFI, la fundación de ciudad de Cali, las residencias femeninas de Bogotá, entre muchas otras empresas colombianas, fueron liquidadas y 394 empresas más, hicieron una renovación laboral tras su compra por parte de filiales extranjeras.
Cada día en Colombia, 40 personas se quedaban sin empleo. Desde obreros hasta aseadores, todas obviamente, personas que engrosaban las escalas de la clase media baja y baja de las ciudades con mayor volumen poblacional de Colombia.
Aquí no había renglón ideológico, mis padres y muchos de los suyos también padecieron estos rigores laborales, llevándolos a tercerizaciones laborales injustas, horas extras no pagas y condiciones de seguridad social totalmente anuladas.
¿Y Uribe donde estuvo para ellos y los otros 40.000 que por empresa despedían cada año? Sacar a la guerrilla de las vías, para sufrir hambre en las casas, ¿Alguna lógica consecuente?
- “Soldados de mi pueblo”
Quizás muchos no lo conozcan, otros no lo recuerden, pero sí, hacia el año 2003 Uribe lanzo una estrategia de reclutamiento militar llamada “Soldados de mi pueblo”. 20.000 jóvenes de municipios rurales de Colombia fueron cercados para prestar el servicio militar, requisito obligatorio para esa época.
10.008 soldados, jóvenes que recién cumplían 18 años y jamás habían tomado un fusil, fueron obligados a ir a una guerra para otros, las familias mas adineradas de Colombia. «Estos soldados van a cuidar para que se pueda alejar de Guasca toda amenaza terrorista. La inversión y el empleo se han afectado mucho, a los empresarios les da temor invertir porque cuando se empieza una inversión inmediatamente llega el riesgo de un secuestro», Gritaba Uribe en el municipio de Guasca aquel martes 17 de febrero de 2003.
¿Y a alguien le importo ese día la mamá que empaco una ración de comida y le beso la frente a su hijo mientras salía a una guerra que no era la suya? ¿Uribe puso a sus hijos también a defender esa patria que tanto quería? No. Ninguna de las dos. Nunca importaron para el Exmandatario. Ni el campo, ni quienes lo habitan. Solo importaba la inversión de los empresarios, esos a quienes recibía en Catam y los invitaba a Cabalgatas privadas en Medellín.
Recuerdo a mi tío embarcarse mientras lloraba en un camión del ejército. A la base de La Tagua en el Putumayo fue a dar. El, toda su vida, un campesino que cambio un azadón por un fusil. El estado también tendría que dar cuenta por eso, y el mismo Uribe, por los incontables niños campesinos que se hicieron hombres en las trochas defendiendo a pudientes familias que ni un sentido pésame fueron a darles cuando nunca más volvieron a casa.
- Contra todo lo Indígena
¿Cuál es el mejor recuerdo que se tiene de Uribe con los indígenas? Un foro. Sí, un foro donde el Exmandatario se hizo de aliados a una organización no reconocida por sus hermanos cabildos como el CRIC y la ONIC: La polémica OPIC. Esta ultima desestimaba las numerosas marchas de los indígenas contra el gobierno (Como la del 2008) y legitimaba todo el discurso “Ancestral” con bastones al presidente de entonces.
Pero esto no empataba con la dura realidad de las comunidades indígenas de la época. Desaparecieron 32 pueblos indígenas con 500 personas, 18 con 200 personas y 10 con menos de 100. En estos municipios, 457 masacres paramilitares se registraron por involucrar – tras los discursos incendiarios del expresidente- a los indígenas con grupos subversivos de izquierda. Los Makaguaje, los Nukak Maku y los Wachina quedaron reducidos a decenas tras las oleadas indistintas de actores armados.
74.000 indígenas desplazados según datos de la ONIC dan cuenta de que en el Corazón tan grande del Antioqueño no le cabían los indígenas. Y eso, sin contar el escandaloso 63% de homicidios a lideres de resguardos, taitas y mujeres matronas que sostenían múltiples comunidades del país.
Sin embargo, no fueron solo las balas. El Incora fue remplazado por un fondo de tierras que asignaba hectáreas a Palmicultores, mineros, ganaderos y empresarios que repartían la Colombia Indígena a sus anchas. Las represas tenían sus propios batallones de alta montaña y el territorio tutelar de las comunidades nunca fue respetado. ¿O nos olvidamos de la Ley Forestal, el estatuto rural, el auto 004 de la Corte Constitucional sobre la tragedia humanitaria del desplazamiento indígena?
Pero no le bastaba atacar estos frentes, tenía que haber más. Uribe señalo muchas veces a Feliciano Valencia, líder indígena histórico del Cauca, con ser colaborador de la guerrilla. Y así, a diestra y siniestra asignaba culpas. Su momento culmen fue estigmatizar a toda la marcha indígena del Cauca a Bogotá en el 2008, como colaboradora de las FARC. Le importaba cinco lo que les ocurriría a estos indígenas a cada minuto que andaban. Y sí, mucho menos le importo los panfletos y ejecuciones de los guardias indígenas que hacían retaguardia en los territorios a sus hermanos que marcharon a exigir lo obvio: Vida.
Estos tres, son apenas, pequeños ejemplos en una cadena que a ningún sector de la clase media y baja nos conviene. Y Uribe, el del pueblo, el de Corazón Grande, nunca lo tuvo ni con Obreros, ni con Campesinos, ni con Indígenas.
Lo ideológico aquí, sobra. No se esta cuestionando el parecer del quehacer Uribista con respecto a lo que piensa, sino con lo que hace. Todos estos son casos reales, documentados, existentes. No se trata de asignar categorías o juicios sobre la base de lo nacional, la seguridad o el desarrollo. Se trata de ver muertos por la Patria de un expresidente que jamás a pie la defendió, aumento de cifras de desplazamiento de unos otros que vivían tranquilos en sus campos y territorios y la triste cifra de un país que no fue hacia adelante, pues le cedió lo nacional a conglomerados extranjeros que subcontrataron toda la base trabajadora colombiana a horas de trabajo y no a la asignación de salarios reales.
Ese es el Uribe de Gran Corazón para al que Indígenas, Campesinos y Obreros jamás tuvo espacio.